miércoles, 28 de noviembre de 2012

AREAS CULTURALES DE MEXICO


AREAS CULTURALES DE MEXICO



CULTURAS INDIGENAS QUE PREVALECEN EN MEXICO

PUEBLOS INDIGENAS QUE PREVALECEN EN MEXICO

A continuacion se muestra un listado de estos pueblos aun existentes en Mexcico:


BAJA CALIFORNIA
Cochimi
Cucupá
Kiliwa
Kumiai
Paipai
CAMPECHE
Jacaltecos
Kanjobales
Mam
Mayas
CHIAPAS
Aguacatecos
Choles
Lacandones
Mochos
Tojolabales
Tzeltales
Tzotziles
Zoques
CHIHUAHUA
Guajiros
Pimas
Tarahumaras
Tepehuanos
COAHUILA
Kikapues
DISTRITO FEDERAL
Matlatzinca
Nahuas
DURANGO
Huicholes
Mexicaneros
GUANAJUATO
Chichimeca 
GUERRERO
Amuzgos
Mixtecos
Tlapanecos
HIDALGO
Otomies
JALISCO
Huichol
MEXICO
Matlatzincas
Mazahuas
Nahuas
Tlahuicas
MICHOACAN
Otomíes
Mazahuas
Nahuas
Purépechas
MORELOS
Nahuas
NAYARIT
Coras
Mexicaneros
Huicholes
Nahuas
Tepehuanos
OAXACA
Amuzgos
Chatinos
Chinantecos
Chochos
Chontales
Cuicatecos
Huaves
Ixcatecos
Mazatecos
Mixes
Mixtecos
Nahuas
Tacuates
Triquis
Zapotecos
Zoques
PUEBLA
Mixtecos
Nahuas
Otomíes
Popolocas
Tepehuas
Totonacas
QUERETARO
Pames
QUINTANA ROO
Jacaltecos
Kanjobales
Mam
Mayas
SAN LUIS POTOSI
Chichimecas Jonaz
Huastecos
Nahuas
Pames
SINALOA
Mayos
SONORA
Guajiros
Mayos
Seris
Papago
Pimas
Tarahumaras
Yaquis
TABASCO
Nahuas
Chontales
TAMAULIPAS
Nahuas
TLAXCALA
Nahuas
VERACRUZ
Nahuas
Popolucas
Tepehuas
Totonacas
YUCATAN
Mayas

Cochimí (Baja California Norte)
Los cochimí, conocidos también como diegueños o laymon, se autonombran en su lengua m’ti-pa. Ocupan las mesetas costeras de los municipios de Tecate, Tijuana y Ensenada; sus principales núcleos de población están en las localidades de la Huerta, Ojos Negros, Peña Blanca y español de Manteca.
Cucapá. (Baja California Norte).
Los cucapá se autonombran es-pei, viven en las vegas del río Colorado o Hardy, al sur del valle de Mexicali, en las localidades el mayor indígena, Pedro Cervantes, colonia Carranza y los ejidos de Zacatecas, Durango y Nuevo León. Existen otras dos áreas territoriales de menor importancia poblacional: una en la Poza de Arvizu, municipio de San Luis Colorado, en Sonora y otra en las reservas de Somerton, Estados Unidos.
Kiliwa (Baja California Norte).
Los kiliwa se denominan a sí mismos ko’lew, que significa «hombre cazador». Su lengua es conocida también con los nombres de quinicua, quiniwa, kolew, kj’wash, koj wash o ko’ jwaksh. Sus principales asentamientos están en las rancherías localizadas en el área conocida como Arroyo de León y en algunas comunidades como Santa Catarina, conviven con miembros del grupo Paipai. Esta región se ubica en el municipio de Ensenada, delegación del Álamo, dentro del valle de La Trinidad, al norte de la sierra de San Pedro Mártir y al sur de la sierra de Juárez, específicamente en las estribaciones de una pequeña serranía llamada localmente sierra de los tecolotes. En general, todos se dedican a las labores agrícolas y ganaderas dentro de sus propios terrenos o contratándose como jornaleros en los pueblos cercanos.
Otra fuente de ingresos proviene del trabajo eventual que desempeñan en la rama industrial de la región y de la elaboración de artesanías tradicionales que venden ocasionalmente en los mercados de sus localidades. El cultivo de maíz, frijol, cebada y trigo, así como la recolección de frutos silvestres, cumplen funciones generalmente de autoconsumo en todos los grupos.
Kumiai. (Baja California Norte).
Los kumiai o kimiai, se llaman a sí mismos ti’pai. Sus comunidades se ubican en las mesetas costeras y están distribuidas en tres áreas territoriales: los de San José de la Zorra, municipio de Ensenada, y los de Neji y el Álamo, municipio de Tecate. Su lengua también es conocida como kamia, kmuyai o kemiaia.
Paipai. (Baja California Norte).
Los paipai quienes se autonombran akwa’al a o akwa ala se asientan en las sierras de Juárez y San Pedro Mártir, en el municipio de Ensenada, con tres localidades importantes: Santa Catarina, Jamao y San Isidro. En el censo del año 2000 se reportaron 201 hablantes de paipai, viviendo mayoritariamente en Baja California.
Jacaltecos. (Campeche - Chiapas - Quintana Roo).
El término jacalteco parece derivar de las voces nahuas xahcalli (casa o choza) y teco (amo o dueño). El jacalteco o abxubal, forma parte del tronco lingüístico maya, familia macro-kanjobal.
Las localidades jacaltecas se localizan en los municipios chiapanecos de Frontera Comalapa, Amatenango de la Frontera y Bella Vista. El asentamiento de mayor población se encuentra en el ejido Guadalupe Victoria, además de los ejidos Paso Hondo, Potrerillo y Descagal.
La actividad económica de mayor importancia es la agricultura; destaca el cultivo comercial del café, que se intercala en las milpas de las laderas, o bien se practica en el solar de la unidad familiar. Con fines de autoconsumo se cultivan maíz, frijol y calabaza, además de chile, hierbas de olor, henequén, jitomate, caña de azúcar y algunos frutales como plátano, guayaba y lima. Su dieta se complementa con algunas especies de peces que se extraen de los lagos y ríos cercanos.
La cría de aves de corral y puercos son actividades que coadyuvan a la economía familiar.
Entre los jacaltecos de México, el hombre usa, como indumentaria tradicional, pantalón, camisa blanca, un capisayo (especie de capa de lana negra con mangas). La mujer usa huipil bordado con hilaza de vivos colores, entre los que predominan el verde, rojo y amarillo, con figuras de estrellas y abstractas. En fechas recientes se ha perdido casi por completo el uso de estas prendas, en gran parte debido a disposiciones gubernamentales del vecino país guatemalteco.
Kanjobales. (Chiapas - Campeche - Quintana Roo).
El pueblo kanjobal originalmente se asentaba en el departamento de Huehuetenango, en territorio guatemalteco, pero debido al despojo de tierras de que fueron objeto a fines del siglo pasado empezaron a migrar y establecerse en territorio mexicano, en los fronterizos municipios de Las Margaritas y La Trinitaria, Chiapas. A partir de la década de los 80 una nueva oleada de migrantes llegó a México como refugiados huyendo de la represión militar del régimen guatemalteco. La lengua kanjobal o k’anjobal, pertenece a la familia macro-kanjobal del tronco maya. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), registró un total de 9 015 hablantes de kanjobal en México, de los cuales 5 769 vivían en Chiapas, 1 896 en Campeche, y 1 286 en Quintana Roo. El territorio que ocupan en Chiapas es muy accidentado, con alturas de hasta 3 000 msnm. La mayoría de la población indígena se ubica entre las elevaciones de 1 500 y 2 000 msnm, en clima frío y templado.
Los kanjobales, en su calidad de refugiados, viven en campamentos en los que en teoría no pueden trabajar ni comprar tierras para sus actividades productivas. Sin embargo, practican el comercio (sobresale el mercado dominical del ejido Poza Rica, que es el más grande de la zona, donde se reúnen refugiados y mexicanos de la región selvática de Las Margaritas), se contratan como mano de obra o bien cultivan la tierra como una forma de pago por el campamento donde viven.
Los cultivos básicos en la región son maíz, que siembran en pequeñas parcelas para autoconsumo, el café y el cacao para la venta. Estos últimos se desarrollan en propiedades privadas donde la población indígena se contrata por un salario inferior al mínimo. Sus principales conflictos son precisamente la falta de tierra donde sembrar y obtener su alimento diario.

Mam. (Campeche - Chiapas - Quintana Roo).
El mam o mame es un grupo mayense que habita en México y en Guatemala. El vocablo mame se deriva del vocablo quiché mam que significa padre, abuelo o ancestro. Tanto en Guatemala como en Belice mam es sinónimo de las deidades de la montaña que riegan los cultivos.
La lengua mam, conocida también como mame o qyool, pertenece al tronco maya, y junto con el teco forma una familia.
El antiguo territorio mam en tiempos prehispánicos comprendía desde Quetzaltenango y Totonicapán, en Guatemala hasta el Soconusco en México. Más tarde, con la firma de los tratados de límites entre México y Guatemala en 1882 y 1894, el pueblo mam fue dividido por la línea fronteriza.
Los mames practican una agricultura de subsistencia basada en maíz, frijol, papa, repollo y trigo, además de una pequeña producción de artículos para el comercio: ajonjolí, cacahuate, tomate, haba, cebolla, café y algunos frutales como naranja, guayaba, limón y plátano.
Las escasas artesanías que producen tienen un carácter utilitario y poca importancia comercial. En la sierra se elaboran cobijas y cotones de lana, en El Porvenir se hacen mantillones para las bestias de carga; en la localidad de Chisquibil, municipio de Bejucal de Ocampo practican la alfarería; en el Barrio de la Campana en Motozintla tejen esteras y petates, y en Mazapa de Madero hay algunos tejedores de palma. Las mujeres elaboran recipientes de barro como cazuelas, ollas y cántaros.
El Soconusco constituye la zona económica más importante de Chiapas por su producción agrícola de café, cacao, algodón y plátano. Sus fincas absorben la fuerza de trabajo de jornaleros provenientes de los Altos, de la Sierra Madre de Chiapas y de Guatemala; dentro de este contingente encontramos trabajadores mames.
Los mames tienen como vecinos a pequeños grupos de chujes, quichés, cakchiqueles, mochós y jacaltecos; los mames que viven en las faldas del Volcán Tacaná mantienen un estrecho contacto con los de Guatemala, interactuando con ellos comercial, social y culturalmente.
Mayas. (Campeche - Yucatán - Quintana Roo)
El pueblo maya se concentra en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, y se caracteriza por mantenerse como un grupo numeroso, culturalmente homogéneo que representa la mayor concentración de indígenas en una sola región.
El maya peninsular, conocido también como mayatan, mayat’an o yucateco, es la segunda lengua indígena del país; de acuerdo con el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), a nivel nacional había un total de 799 696 hablantes de lengua maya, de los cuales se registran 547 098 hablantes en Yucatán; en Campeche existen 75 874 hablantes y en Quintana Roo la población total de hablantes es de 163 477.
El idioma maya es utilizado por los nativos peninsulares y por una gran parte de la población mestiza como un elemento de interacción en sus relaciones sociales.
La principal actividad de subsistencia de los campesinos mayas es la agricultura que se practica con la técnica de roza, tumba y quema, en un suelo muy delgado y pedregoso.
Cultivan hortalizas, árboles frutales y crían aves y cerdos. La apicultura es una fuente importante de ingresos, al igual que la explotación de maderas preciosas, la extracción del látex del chicozapote para elaborar el chicle, el corte de la hoja de guano para el techado de casas y la pesca de langosta en Quintana Roo.
Las casas de los mayas peninsulares son de planta absidal, redondeada en los extremos, con paredes de varas entretejidas, techo de dos aguas de hojas de guano, palma o zacate, sobre una base de tierra apisonada. En estas construcciones se emplean bejucos para las ligaduras en lugar de clavos. En Yucatán y Campeche tienen paredes recubiertas con barro y pintadas con cal. La casa tiene dos puertas, una enfrente de la otra; el solar de la casa tiene una superficie de alrededor de 800 mts, allí cultivan árboles frutales y hortalizas; además se encuentra una pequeña cocina, la despensa, la enramada para lavar la ropa, el gallinero, el chiquero, el apiario y la troje.
El traje típico de las mujeres mayas, también llamadas mestizas, se compone de un hipil o blusa larga, que es holgada y sin mangas, adornada en las orillas con tiras bordadas de coloridas flores, justán, rebozo ( booch’) y zapatillas o chinelas.
La indumentaria masculina ha cambiado, ya no usan ropa blanca sino de colores oscuros; el sombrero de ala ancha fue sustituido por la cachucha de tela y plástico; la guayabera o guayabana de cuadros o a rayas de nailon o poliéster ha remplazado a la de algodón; usan zapatos de piel, tenis o sandalias de plástico.
Sólo los mayas más conservadores visten camisa y calzón corto llamado cul-ex de color blanco, sombrero de palma o fieltro y alpargatas o sandalias taabilxaanab los mayas de la península elaboran múltiples artesanías, empleadas para la decoración, el uso doméstico, el ritual y el santuario. La cerámica artesanal se compone de escudillas, tazas, cántaros o tinajas, comales, ollas y juguetes de barro.
Respecto a los textiles aun se utiliza en el oriente de Yucatán un pequeño telar en el que se elaboran flecos para orillar las servilletas. Los bordados, ya sean a mano o en máquina de coser se producen en toda la península. Además se tejen hamacas con fibra de henequén.
La talabartería se practica en Mérida, Umán, Espita, Valladolid, Ticul, Tekax, Motul, Sotuta, Maxcanú; en la ciudad de Campeche fabrican alpargatas, bolsas, carteras, cigarreras, valijas y portafolios que se comercializan en toda la península y en el sureste mexicano.
En los pueblos indígenas de la parte central de Quintana Roo, hay cargos militares de general, comandante, capitán y sargento; junto con el nojoch tata, los escribientes (sagrados) y los rezadores, conforman un selecto grupo que está integrado a la administración municipal.
Los mayas fincan su visión del mundo en torno del cultivo del maíz. En algunos lugares aún se rinde culto a deidades mayas prehispánicas como los cháak-es o dioses de la lluvia, a quienes se les ofrecen ceremonias anuales denominadas ch’a cháak con objeto de atraer las lluvias y obtener buenas cosechas en las milpas. También se venera a los «dueños» de todas las cosas y animales, a los yumtsilo’ob.
Aguacatecos, (Chiapas).
En esta región también se encuentra el municipio de Aguacatán, de donde son originarios los hablantes de aguacateco. Los quichés y cakchiqueles son originarios del medio oeste guatemalteco, un área que comprende los departamentos de Totonicapan, Sololá y Chimaltenango, casi todo el de Sacatepequez y sectores de El Quiché, Quetzaltenango, Suchitepequez y Baja Verapaz.
En estas regiones la población indígena, organizada en municipios, mantiene su propia organización política y religiosa, su santo patrón y costumbres distintivas. La economía indígena, con base en la agricultura de subsistencia, se inserta en una red de comercio regional.
Desde el siglo XV, Chiapas era una provincia de la capitanía general de Guatemala, pasando a ser una intendencia autónoma a partir de 1790, con las reformas borbónicas. En 1842 la provincia de Chiapas se incorpora a la República Mexicana, pero los límites entre Guatemala y México se fijan hasta 1882.
Esta población es considerada por el gobierno mexicano y organismos internacionales como refugiada. Entre 1984 y 1985 numerosas comunidades son reubicadas en Campeche y Quintana Roo por las autoridades mexicanas.
Debido a estos movimientos de población, a partir del XI Censo de Población y Vivienda del INEGI de 1990 aparecen nuevos grupos mayas. Es el caso de los cakchiqueles, ixiles, kekchíes y quichés. La lengua cakchiquel o cachiquero, perteneciente a la familia quiché, en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, contó con 210 hablantes; los ixiles tuvieron 90, mientras que los kekchíes hablantes de la lengua kekchí, conocida también como k’ekchí, queckchí o quetzchí, estuvieron representados con 677 individuos. Los hablantes de quiché fueron 246, los aguacatecos tuvieron 23 y los tecos o tectitecos no aparecen registrados, aunque en el XI Censo contaron con 107 hablantes.
Choles. (Chiapas).
Los choles se reconocen a sí mismo como los winik, del vocablo maya que significa hombre, varón, son los “milperos», los hombres creados del maíz que viven y explican su existencia en torno al maíz, alimento sagrado otorgado por los dioses, principio y fin de la vida, y eje central de su concepción del mundo.
En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 161 766 hablantes de chol a nivel nacional. Las mayores concentraciones se localizaron en Chiapas con 140 806 hablantes, Tabasco con 10 021 y Campeche con 8 844.
La lengua chol, también conocida como ch’ol o manche, pertenece al tronco maya, familia macro-tzeltal. Las variantes más importantes son las de Tumbalá y Tila, también varían las formas del chol hablado en sabanilla y en salto de agua.
La casa chol es una choza rectangular sostenida con seis horcones de ch’ute o de cintok, que van enterrados en el suelo.
Amarran a éstos barras horizontales, y recubren la estructura con bajareque, una mezcla hecha de barro, estiércol y paja. El techo es de palma y zacate y, el piso de tierra apisonada.
Las casas se encuentran dispersas, escondidas entre la vegetación y cerca de los ríos. En las cabeceras municipales hay una alta densidad de población indígena, cuyas casas son de concreto, con techo de lámina y, puertas y ventanas de hierro.
Los ancianos siempre usan la indumentaria tradicional, el resto de la población lo hace, invariablemente en días de fiesta, como el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. El traje femenino se compone de una falda azul marino o negra que llega a los tobillos, adornada con listones rojos a la altura de la cadera y una blusa blanca con bordados de diversos colores. El traje tradicional de los hombres se compone de una camisa y calzón de manta, bolsas y morrales de piel o bejuco que ellos mismos confeccionan.
Generalmente hombres y mujeres caminan descalzos, sólo algunos usan huaraches de piel o plástico. En las localidades de la región predomina la indumentaria tradicional, mientras que en las cabeceras municipales la mayoría de la población indígena usa ropa occidental.
Los choles mantienen una profunda estima hacia la naturaleza que los rodea. La base de su economía es la agricultura. El 90% de las parcelas son ejidos, en las parcelas más grandes cultivan café, y a veces contratan a indígenas carentes de tierras como peones asalariados. En las parcelas más pequeñas emplean herramientas tradicionales como coa, espeque, azadón, machete y arado de madera.
Se dedican sobre todo a los cultivos de milpa (maíz, frijol, calabaza), de café y de árboles frutales como cítricos y plátanos; cerca de la casa, las mujeres cultivan una pequeña huerta de legumbres y plantas medicinales.
Lacandones. (Chiapas).
La palabra lacandón deriva del chortí lacam-tum, que significa «gran peñón» o «piedra erecta». Este vocablo fue aplicado durante la época colonial por los españoles para designar a los grupos indígenas que se refugiaron en el área selvática que hoy conocemos como Selva Lacandona.
Los lacandones se llaman a sí mismos hach winik, que significa «verdaderos hombres». La lengua lacandona, también llamada hach tan o hach t’an, pertenece al tronco maya, familia yucateca. Se consideran originarios de la Península de Yucatán y del Petén guatemalteco, que posteriormente migraron durante diversos periodos hacia la selva chiapaneca.
De acuerdo con los datos proporcionados por el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, existen 635 hablantes de lacandón a nivel nacional, de los cuales se registraron 599 en Chiapas. Se dividen en dos grupos, los del norte, que habitan en las localidades de Nahá y Metzaboc, y los del sur, que viven en Lacan ha Chan Sayab, ambos en el municipio de Ocosingo, Chiapas.
El territorio ocupado por los lacandones tiene una extensión aproximada de 662 000 has., en un medio selvático que representa para ellos un vasto cúmulo de recursos naturales.
Otra de las actividades económicas que realizan es la ganadería de tipo extensivo en los terrenos agrícolas que se encuentran en periodo de descanso o barbecho. En éstos también se practica la caza y la recolección de leña y plantas que se utilizan para la construcción de sus casas, instrumentos agrícolas y utensilios de cocina, o bien para la alimentación.
La producción artesanal representa una fuente de ingreso económico, aunque su producción es mínima. Elaboran collares de semillas, objetos de barro y madera que generalmente son representaciones antropomorfas o de personajes de la tradición oral, así como arcos y flechas de bejuco. Las artesanías son vendidas en ciudades como Palenque y San Cristóbal de las Casas, e incluso viajan a Mérida, Chichén Itzá, Cancún o la Ciudad de México.
Dentro del espacio sagrado o ritual, los dioses se materializan a través de incensarios de barro. Todos los actos rituales se fundamentan en el mismo patrón: ofrecer copal, comida y bebida ceremonial. Entre los ritos colectivos propiciatorios se encuentra el ofrecimiento de las primicias agrícolas que se llevan a cabo entre agosto y septiembre y el de renovación de incensarios que se efectúa aproximadamente cada seis años.
Motozintlecos o Mochós. (Chiapas).
Los miembros de este grupo se llaman a sí mismos mochós.
Este vocablo significa «no hay» y se dice que al llegar los españoles, preguntaban a los antiguos habitantes por el nombre del lugar y lo único que éstos respondían era mochó, mochó. También se les conoce por el nombre de motozintlecos, aunque este término se confunde con el gentilicio de la población originaria de motozintla.
Los mochós se asientan actualmente en los barrios aledaños a la cabecera municipal de Motozintla de Mendoza, población enclavada en la sierra de Chiapas. El municipio de Motozintla se ubica al suroeste del estado, a una altitud de 1 300 msnm; limita al este con Guatemala y su extensión territorial es de 782 km.
La lengua mochó, motozintleco o qatok se clasifica dentro del tronco lingüístico maya, familia macro kanjobal. Esta lengua se consideraba desaparecida, pero en 1967 el Museo Nacional de Antropología señaló la existencia de hablantes de mochó y de tuzanteco, una variante dialectal del mochó según los lingüistas.
Para el año 2000 se registraron en el país 174 hablantes de mochó, de los cuales 162 se localizaban en el Estado de Chiapas.
Antiguamente los mochós construían sus viviendas con paredes de tejamanil y techo de este mismo material o con hojas de palma. En la actualidad, la vivienda se construye con paredes de adobe, techos de lámina de zinc y piso de cemento.
Las mujeres tenían como indumentaria tradicional una blusa de holanes con cuello ribeteado de encaje; utilizaban una enagua amplia como falda y, como complemento, cubrían su cabeza con un rebozo. Entre los hombres era el calzón de manta, sujeto con un ceñidor de color rojo, así como la camisa de manta y los huaraches. En la actualidad, los mochós ya no usan estas prendas tradicionales.
Desde el punto de vista económico, los mochós dependen fundamentalmente de la agricultura, sin embargo, el trabajo en las fincas cafetaleras del soconusco y la venta de copal son los medios fundamentales de su ingreso económico.
Tojolabales. (Chiapas).
Se llaman a sí mismos tojolwinik’otik u hombres legítimos o verdaderos; sin embargo son conocidos por el nombre de su idioma: tojolabal, que viene de las raíces tojol: legítimo y ab’al: palabra. Su lengua es también reconocida como chanabal o chaneabal.
Habitan en el Estado de Chiapas, se encuentran principalmente en el municipio de las Margaritas, aunque existen importantes núcleos poblacionales en los colindantes municipios de Altamirano, Comitán, Independencia y La Trinitaria. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) se reportaron 37 667 hablantes de tojolabal en chiapas y 37 986 a nivel nacional.
El tojolabal forma parte de los idiomas mayenses, de la familia macro-kanjobal. La población tojolabal monolingüe es reducida porque casi todos han recibido algún tipo de instrucción en español o bien por la interacción con los mestizos.
Las viviendas son de planta rectangular, aunque los materiales de construcción varían dependiendo de la región en que se encuentra la comunidad. Los pisos generalmente son de tierra.
El menaje se compone de una o dos sillas para los visitantes, una mesa pequeña y baja para servir los alimentos, una mesa-altar, algún cofre para guardar ropa y pequeños bancos. La vivienda se construye con base en la ayuda mutua, recurriendo a parientes, compadres o vecinos.
Terminada la construcción se hace una ceremonia llamada k’a och nich mal naj («que entren las flores a la casa»).
El traje tradicional femenino se compone de una blusa de manta, profusa y delicadamente bordada a mano, una falda de vistosos colores de satín brocado o popelina, un pañuelo del mismo género que la falda, el cual se ata a la cabeza, cubriendo el cabello trenzado con gruesas y largas cintas de colores llamativos.
Acompañan el atuendo unos huaraches o en su defecto sandalias de plástico y adornos como aretes y collares.
El traje masculino, más comúnmente usado entre los ancianos, incluye un pantalón corto de manta blanca, una faja roja, magenta o negra, una camisa de manta de mangas anchas, bordada en el cuello, la pechera y los puños, un paliacate y los huaraches.
La vida comunitaria se refleja en actividades económicas y rituales. Así, además de la faena comunal obligatoria, existe el jelanel, que es el préstamo de granos en tiempo de carestía y el k’otak’in: sacrificio de un vacuno accidentado y sin remedio que se destaza, y cuya carne se vende en la comunidad para ayudar al dueño a reponerse de la pérdida.

Tzeltales. (Chiapas).
Los tzeltales se llaman a sí mismos winik atel, que significa «hombres trabajadores». La lengua tzeltal pertenece al tronco lingüístico maya, familia macro-tzeltal.
También se le conoce con los términos c’op o tzendal. Se caracteriza por ser una de las lenguas indígenas más ricas en su vocabulario; no posee variantes dialectales de importancia, por lo que resulta fácil la comunicación entre los miembros de las diferentes comunidades tzeltales.
Los municipios con mayor superficie son los de Ocosingo, Chilón y Altamirano y los que presentan una mayor concentración de población tzeltal son Chilón, Ocosingo, Oxchuc, Tenejapa y San Juan Cancuc.
La principal actividad económica es la agricultura. La producción en los altos es raquítica e insuficiente para satisfacer las necesidades familiares, debido a que las tierras se encuentran sumamente fraccionadas y su explotación ha aumentado por el crecimiento poblacional; a lo anterior se suma la mala calidad de las tierras cuyos terrenos son escarpados, deslavados y erosionados. El maíz es el principal cultivo y absorbe el trabajo de casi todo el año. La labranza se realiza mediante las técnicas de roza, tumba y quema, con el auxilio del azadón, arado de palo, machete y hacha. Para complementar los ingresos económicos, los tzeltales se ven obligados a buscar trabajo como asalariados en el soconusco, o a emigrar en forma definitiva, principalmente a la selva lacandona. En la parte baja, de mejores condiciones productivas, se cultiva fundamentalmente café y cacahuate.
La casa tradicional tiene paredes de bajareque, piso de tierra apisonada y techo alto de cuatro aguas de palma, zacate o teja, que termina en un remate abierto que permite la salida del humo del fogón. Generalmente son rectangulares, de un solo cuarto con una puerta al frente y ventanas pequeñas. En las cabeceras municipales y comunidades de fácil acceso, se ha extendido la utilización de ladrillos y tejas para la construcción de paredes y techos, y de cemento para los pisos. El mobiliario consiste en bancos de madera, vasijas de barro, metate, trastos de peltre, camas de tablas o petates. Algunas casas cuentan con corrales para los animales y baño de temazcal o push.
La comunidad es el espacio donde se reproduce la identidad.
Los tzeltales se identifican por su comunidad de origen, de tal manera que se reconoce como tenejapanecos a los originarios de Tenejapa, amatenangueros a los de Amatenango del valle, oxchuqueros a los nativos de Oxchuc, etcétera.
Cada comunidad posee un centro ceremonial en donde se encuentra el templo y la presidencia municipal. Este es lugar de residencia de las autoridades comunales, en tanto que el resto de la población vive dispersa en parajes a lo largo de todo el municipio.
Los miembros de cada comunidad tienen una vestimenta propia y distintiva, sin embargo pueden establecerse algunas semejanzas.
Las religiones evangélicas han tenido gran aceptación entre los tzeltales, la conversión religiosa ha generado un nuevo liderazgo indígena opuesto a los intereses de los caciques tradicionales. También ha creado esquemas paralelos de autoridad, tanto a nivel civil como religioso.
Tzotziles. (Chiapas).
Se denominan a sí mismos con el término bats’il winik, «hombres verdaderos» y a su idioma bats’il kop, o batz’il c’op, chamula, huixteco (estos dos últimos gentilicios de dos comunidades tzotziles), quelen, totik o jchi’iltic.
La lengua tzotzil pertenece al tronco maya, familia macro-tzeltal. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), registró un total de 291 550 hablantes de tzotzil en el Estado de Chiapas y 297 561 en el país.
Son numerosos los municipios que concentran población tzotzil, destacan en las tierras altas: Chamula, Zinacantán, Mitontic, Larráinzar y Chalchihuitán y, en tierras bajas: Simojovel, Amatán, El Bosque y Huitiupán, entre otros.
Debido a que las áreas tzeltal y tzotzil son contiguas, en algunas comunidades se hablan indistintamente las dos lenguas, tal es el caso de algunas localidades de los municipios de Oxchuc y Huixtán.
La vivienda tradicional es semejante a las de los tzeltales.
Está construida con paredes de madera o bajareque, techo de tejas, zacate o palma y piso de tierra apisonada; posee una forma rectangular con una puerta y pequeñas ventanas, aunque a veces carece de ellas. Alrededor de la habitación principal están el gallinero, el chiquero y algunas veces el push o baño de temazcal.
Las concepciones y valores del hombre tzotzil giran en torno al maíz. La vida humana se concibe gracias a él, que es considerado como fuente de prestigio social: am tel, trabajar, se refiere a las actividades vinculadas al cultivo del maíz.
Cada comunidad tiene su indumentaria particular que la diferencia del resto. Las mujeres tejen en telar de cintura sus huipiles y camisas tradicionales. La indumentaria chamula se distingue por el uso de un chamarro de lana en los varones y una falda de ese material en las mujeres.
La comunidad es gobernada por un cuerpo de autoridades que forman parte de un sistema de cargos con funciones políticas y religiosas. Los miembros de la jerarquía residen durante el año en que prestan su servicio en un cargo en el centro ceremonial, para luego reintegrarse a sus actividades en los parajes, como el resto de sus pobladores. Sin embargo, desde la década de los 70 de este siglo, las comunidades tzotziles han sido influidas por las religiones evangélicas que han tenido una gran expansión en la zona; por lo que se han debilitado las estructuras de su gobierno tradicional y se han generado violentos conflictos al interior de ellas.
Zoques de Chimalapas. (Oaxaca).
Les llamamos zoques, se les reconoce regionalmente como chimas y se autodenominan ’angpøn en su propia lengua, término que a principios del siglo XIX fue traducido como “gente industriosa” por un sacerdote católico y que ahora los propios ’angpøn traducen como “los que hablan la lengua”.
Probablemente, el término “zoque” proviene del náhuatl zoquitl = “lodo”, de manera que zoque sería el “hombre de lodo”, nombre con que los bautizaron los aztecas en sus incursiones en la zona, aunque también es probable que el término provenga de una forma de saludo utilizada en alguna de las lenguas zoques de Chiapas.
Su lengua es una más de las lenguas zoques que se hablan en Chiapas, Tabasco y, bajo el nombre de popoluca, en Veracruz.
Su lengua está emparentada con el mixe hablado en Oaxaca y en Veracruz, también en este último caso por los llamados popolucas, formando las dos lenguas y sus variantes dialectales lo que los lingüistas han bautizado como la familia mixezoque.
Los zoques de Oaxaca habitan fundamentalmente en dos municipios del corazón del Istmo de Tehuantepec: San Miguel Chimalapa y Santa María Chimalapa, en medio precisamente de la Selva Zoque Chimalapa, con un territorio estos dos municipios de aproximadamente 594,000 hectáreas, con una gran riqueza forestal, hidrológica, biótica, energética, turística y arqueológica, donde coexisten selva alta, bosque de pino, selva baja y bosque de montaña. Reconocen a Santa María Chimalapa como el más antiguo de los asentamientos “chimas”, el dueño legítimo del territorio, que regaló tierras a los sanmigueleños.
En Santa María funciona el sistema de usos y costumbres. Las elecciones se llevan a cabo en asamblea y ahí mismo se propone a los candidatos a presidente municipal, síndico y regidor de hacienda, los cuales son votados de manera independiente. En San Miguel no se usan boletas electorales, sino que la votación se hace levantando la mano, aunque para la elección se conforman planillas identificadas y apoyadas por los partidos políticos.
Guarijíos. (Sonora y Chihuahua).
Los guarijíos se autodenominan macurawe o macoragüi, término que significa «los que agarran la tierra» o «los que andan por la tierra». Su territorio se ubica al sureste del estado de Sonora en las faldas de la Sierra Madre Oriental, donde colindan los estados de Sonora y Chihuahua. En este último estado se encuentran dispersos en los municipios de Chínipas, Guazapares, Moris y Uruachi.
La población está dispersa entre varias comunidades principales y rancherías menores para el mayor aprovechamiento de las condiciones del terreno de algunas pequeñas zonas de riego en los márgenes de los arroyos; o se encuentran básicamente en los municipios de Álamos y el Quiriego, Sonora.
La lengua de los guarijío pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto-nahua, y se le conoce como guarojío, guarijío, varogío o varohío. De esta lengua se reconocen dos variantes; una de Sonora y otra de Chihuahua. En general la población es bilingüe, a excepción de algunos ancianos que desconocen el español.
Practican una agricultura de temporal y para el autoconsumo, con base en la siembra del maíz y el frijol; eventualmente comercializan el ajonjolí y el chile chiltepín. La economía familiar es complementada con la venta de artesanías que elaboran con palma, madera, barro y textiles. Los varones buscan trabajo asalariado en la pizca del algodón y tomate, en los distritos de riego de navojoa y ciudad obregón.
Las casas están hechas de adobe, con postes de madera y techos de tierra o de palma; constan de una o dos habitaciones y tienen una enramada anexa de varas, ramas y palma; ahí pasan la mayor parte de su tiempo ya que el clima es cálido.
Su asentamiento es disperso; las viviendas se encuentran en grupos de dos o tres casas en lo alto de los cerros, cerca de los arroyos o pozos de agua.
La construcción de las casas es una tarea del sexo masculino, los hombres cortan y acarrean los troncos y la palma, y hacen el adobe. Bajo la enramada, fuera de la casa, se encuentra un fogón para la preparación de alimentos y una vasija de agua.
Las sillas, mesas y catres son de fabricación casera, hechas con madera y cuero de chivo o de vaca. La mayoría de las viviendas carece de servicios básicos de drenaje, agua entubada y electricidad.
Entre los guarijíos ha desaparecido el vestido tradicional. Las mujeres usan pantalón y falda encima de él, blusas hechas por ellas mismas o compradas.
Desde niñas usan pañoletas en la cabeza y sandalias de plástico. Los hombres visten pantalón y camisas comunes, huaraches de tres puntadas y sombrero vaquero, comprado fuera de la región. En los días de fiesta los maynates (cantores) se ponen una pañoleta en la cabeza; los danzantes no tienen un traje especial, sólo danzan descalzos.
Sus principales fiestas son las Tuburadas o Tuguradas. Se espera que un hombre guarijío realice en su vida tres de estas fiestas en donde participa un cantor, danzantes, músicos y se ingiere comida ritual.
Pimas. (Sonora - Chihuahua).
Los pimas se nombran a sí mismos o’ob, que significa «la gente», «el pueblo». Con el término pima se designa a un conjunto muy variado de sociedades indígenas, como los pimas del desierto, pimas de la sierra o los pimas gileños. A los mestizos o «blancos» se les designa con el término yori.
En la época colonial los pimas se dividían en tres subgrupos principales, dos de los cuales han desaparecido. Los pimas yécoras aún conservan rasgos culturales propios y se concentran en la región de Maycoba, Sonora; y en Yepáchic, Mesa Blanca, Pinos Verdes, en los alrededores de Canoachi y el Mineral de Dolores, municipio de Madera, Chihuahua.
La población pima se encuentra diseminada en una multitud de pequeños asentamientos y en la periferia de algunos pueblos y ciudades con población mestiza.
Algunos investigadores calculan que existen alrededor de 860 hablantes de pima, aunque el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) reportó sólo a 741 hablantes de esta lengua a nivel nacional.
La lengua pima deriva del tronco yuto-nahua y se le clasifica en la familia pimana, junto con el pápago y el tepehuano. También se le conoce con el nombre de pima bajo, nevome, otam o yécora.
La agricultura de subsistencia se basa en el cultivo de unos cuantos productos. El cultivo del maíz parte fundamental de la economía desde tiempos prehispánicos, al igual que el trigo y la papa se rotan año con año para hacer más productivos los campos; las hortalizas más comunes son el tomate, el chícharo, los chiles, la cebolla y el ajo; hay árboles frutales como el manzano, la pera y el durazno. Cultivan con azadón y palo sembrador, generalmente compran o rentan animales a los yoris para arar. Complementan su producción con la cría de animales domésticos: gallinas, guajolotes, cerdos y burros; pocos tienen cabezas de ganado caballar o caprino.
La apertura de las minas y el despojo de las tierras indígenas dieron lugar desde hace unos cien años a un proceso de proletarizacion de los indígenas que continúa hasta la actualidad. En la década de los años 60 el trabajo en las empresas forestales remplazó el trabajo en las minas como una fuente importante de ingresos. Los pimas del ejido de Maycoba operan en la actualidad una empresa comunal para la explotación de la madera.
Las casas pimas tienen un solar en el que hay un huki, construcción semisubterránea provista de un techo de tierra o de tierra y paja, con una pequeña entrada, la cual protege del calor del sol al tejedor de palma y a sus productos; un tapanco o una pequeña bodega para granos, un corral y un huerto de hortalizas. Las casas de la periferia son de adobe con techo de palma o lámina. Los hogares más prósperos cuentan con estufa. Generalmente cocinan en un comal de barro o de metal; tienen sillas y mesas de madera, trastos de cerámica o peltre, molino de mano, además de rústicas camas de madera o petates.
La vestimenta tradicional de los pimas era de manta (pantalón y camisa para los hombres), este traje se ha cambiado por el de “tipo vaquero” que consiste en pantalón de mezclilla y camisa de manta larga a cuadros, de algodón o fibras sintéticas, huaraches o teguas (especie de mocasines de piel), hechos por ellos mismos, y sombrero, tejido con palma real por las propias mujeres pimas.
Las mujeres usan vestidos, blusas y faldas de algodón y nylon estampados y de vistosos colores, suéteres, zapatos de piel o plástico, fabricados industrialmente. La mayoría usa pañoleta o mascada sobre la cabeza o alrededor del cuello.
Tarahumaras. (Chihuahua - Durango - Sonora).
Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri que significa «corredores a pie»; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos.
Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el Estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten esta región con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás por lo que a su territorio también se le denomina Sierra Tarahumara.
Los rarámuri se concentran en 17 municipios entre los que destacan por su alta densidad de población indígena: Guachochi, Urique, Batopilas, Balleza, Carichí y Guazapares. También es significativa su presencia en Bocoyna, Guadalupe y Calvo, Guerrero, Maguarichi, Morelos, Nonoava, Cuauhtémoc e Hidalgo del Parral.
La lengua tarahumara o rarámuri forma parte del tronco yuto-nahua, familia taracahita. Algunos estudiosos afirman la existencia de varias lenguas tarahumaras, en tanto que otros señalan que sólo se tratan de variantes dialectales, que sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.
Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa habitación, un granero y un corral de madera. Las casas se construyen rústicamente con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región.
Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas con una mezcla de lodo. La vivienda se utiliza para guarecerse del frío o la lluvia, pero es muy común que la gente duerma y cocine a la intemperie. En el invierno, los tarahumaras bajan de las montañas para vivir en las barrancas de la región, en lo que se conoce como la baja tarahumara.
El indumento tradicional masculino consta de un amplio blusón o napatza, hecho de manta blanca o estampada que cae hasta la cintura o incluso hasta la pierna; una tágora o cotensa que consiste en un lienzo de manta blanca dispuesto a manera de calzón y amarrado a la cintura con una faja de lana; una banda o koyera y huaraches.
Las mujeres hacen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; en algunos lugares también usan la palma y palmilla para tejer canastas de diversos tamaños. Los hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Unos y otros tejen cobijas y fajas de lana con figuras geométricas. La artesanía producida se vende en Creel, Carichí, Batopilas, Guachochi y Bocoyna. Algunos forasteros se acercan a los pueblos para comprar artesanía y exportarla.
Para los tarahumaras la principal actividad para su subsistencia es el cultivo del maíz. Alrededor de él se organiza la mayor parte de su vida cotidiana y ceremonial. Las tierras de cultivo se encuentran dispersas en pequeñas mesetas y laderas lo que influye en la dispersión de los asentamientos que se organizan en rancherías. La fragilidad del suelo sólo permite el trabajo agrícola con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de ganado caprino y vacuno para la fertilizaciòn de los campos, aunque en algunos lugares depende de los fertilizantes químicos.
La cría y el cuidado del ganado es también una actividad importante sobre todo en los municipios de Balleza, Carichí y Nonoava. La posesión de animales es un símbolo de riqueza. Complementan su economía con la venta de artesanías, el empleo asalariado en los aserraderos o centros de población más cercanos, así como la migración en busca de empleo a los Estados de Sonora, Sinaloa y Durango.
Tepehuanos. (Chihuahua - Durango - Nayarit).
Los tepehuanos de Chihuahua se nombran a sí mismos ódami, mientras que los de Durango se reconocen como o’dam, que significa «gente». El término tepehuano, de origen colonial, proviene de la raíz náhuatl, tepetl, cerro y el sufijo hua, que indica posesión. Tepehuano quiere decir entonces «gente de las montañas».
Utilizan el término obhai para referirse a los mestizos o extranjeros.
Los tepehuanos, debido al proceso de colonización se dividen en dos grupos, conocidos como tepehuanos del norte que viven en Chihuahua, y los del sur que habitan en los Estados de Durango y Nayarit.
El idioma de los ódami u o’dam, también llamado ódame o tepecano, pertenece al tronco lingüístico yuto-nahua o yuto-náhuatl, familia pimana. En Chihuahua y Durango esta lengua presenta variantes dialectales, aunque algunos lingüistas señalan que se trata de lenguas distintas. En la actualidad el idioma ódami, al igual que el resto de las lenguas indígenas, ha estado sometido a la presión y competencia del español. Casi el 89% de los integrantes de este grupo es bilingüe y sólo el 11% es monolingüe.
Su producción es únicamente para el autoconsumo.
Los ódami no conservan casi ningún rasgo de su indumentaria tradicional, particularmente los hombres se visten a la usanza mestiza.  Elaboran productos con materiales que obtienen de su ambiente. En Chihuahua, por ejemplo los bules y jícaras, que son frutos de una planta, son utilizados como recipientes para transportar líquidos. Con madera de madroño se hacen cucharas y bateas. Con barro se elabora una gran variedad de ollas y platos; generalmente la mujer es la que trabaja la cerámica. Sus instrumentos musicales también los hacen ellos mismos, como los violines y sonajas de madera y las flautas de carrizo. Entre los tepehuanos del sur se fabrican morrales de estambre (de telar o punto de cruz) y redes de ixtle o de cordón plástico, sombreros de soyate, equipales, bancos, pipas de carrizo y barro y alfarería sin decoración.
Las viviendas constan de una sola habitación, que sirve de cocina y dormitorio. En las cumbres, las casas se construyen con troncos de madera rolliza entrecruzada en las esquinas.
Los techos son un tejabán de tableta de pinos que permanece impermeable de diez a quince años. En los barrancos, las paredes se construyen con una mezcla de piedra y lodo, sostenidas por dos horcones y una viga transversal, el techo es de dos aguas, a veces de palma o bien, de tableta, un lado del techo no llega a juntarse con la pared para permitir una adecuada ventilación en el interior. Algunas viviendas carecen de una pared, lo cual es muy funcional debido al calor intenso en el verano barranqueño y porque el humo de la lumbre, empleada para la elaboración de alimentos, escapa con mayor facilidad. La innovación más importante en la construcción de casas en los últimos años es quizá la sustitución de los grandes troncos por tablas más endebles, desperdicio de los aserraderos.
Entre los tepehuanos de Durango la ganadería es la actividad económica más importante. Participan en ella todos los comuneros; manejan de preferencia el ganado vacuno, caprino y en menor escala el ovino y porcino. No existen buenos pastizales, por lo que se practica la ganadería extensiva. No se produce maíz suficiente, ni siquiera para el autoconsumo. Se cultiva en las laderas, con muy bajo rendimiento, con el palo sembrador o coa. Otro recurso que explotan es el bosque.
En el grupo del sur, el mitote o xiotal es una ceremonia ritual en donde se danza alrededor del fuego durante la noche al son de un arco musical. Hay dos clases de mitote: el familiar, al que asisten los parientes con descendencia patrilineal y, el comunal al que van, hipotéticamente, todos los miembros de la comunidad. Por lo regular celebran dos de cada uno de ellos para pedir lluvias en mayo y para bendecir los elotes en octubre; también se organizan mitotes de curación.
Kikapúes. (Coahuila).
Los kikapúes se llaman a sí mismos kikaapoa, que significa «los que andan por la tierra». Algunos autores lo derivan de ki wika pa wa: «el que está alrededor» o «el que se mueve, aquí o allá». A fines del siglo XVII, los kikapúes se encontraban al sur de Wisconsin, al oeste del lago Michigan, Estados Unidos, aunque debido a su tradición nómada, no se puede asegurar que sean originarios de ese lugar. Actualmente son un grupo binacional, pues la mayor parte de la población kikapú vive en reservaciones norteamericanas, entre las que destaca la de Oklahoma.
En México, viven en el lugar conocido como el nacimiento de los kikapúes, ubicado en el municipio de Melchor Múzquiz, Coahuila. Este municipio colinda al norte con el municipio de Acuña; al sur con San Buenaventura y Progreso; al oriente con Zaragoza, San Juan de Sabinas y Sabinas, al occidente con Ocampo. Se encuentra entre la unión de las sierras Santa Ana y Santa Anita, en donde nacen los manantiales del Río Sabinas.
Los kikapúes sólo cuentan con una zona urbana de tipo compacto, aunque su distribución no es homogénea. El uso del suelo es comunal, a excepción del de las viviendas que son propiedad privada. La población mestiza, llamada «mexicana», habita en todo el municipio de Melchor Múzquiz, sus propiedades colindan con las de los kikapúes.
La lengua kikapú o metusenene, pertenece al tronco algonquino, familia algonkiniana, originaria de las tribus que habitan en el actual territorio de Estados Unidos y la hablan todos los miembros de esta comunidad. La mayoría de ellos habla también español e inglés.
La vivienda tradicional se renueva dos veces al año, una es la de invierno (apakvenikane) de forma elíptica, con una estructura de troncos delgados y cubiertos de tule a lo largo, formando grandes tapetes; en el centro se coloca el fuego sagrado. La casa para el verano (utenikane) es de forma rectangular, con paredes de carrizo, techo elíptico de tule, con un anexo al frente. En el interior se encuentran camas de varas delgadas sostenidas por troncos, algunas tienen colchones o petates, al centro está el fuego sagrado.
Elaboran esta casa quienes se quedan a cuidar el campamento, y los que no emigran temporalmente a Estados Unidos.
El atuendo tradicional kikapú ya casi no se usa; hombres y mujeres utilizan ropa comercial común y corriente y prefieren la mezclilla. Calzan tehuas bordadas con chaquira.
La caza es la principal actividad de los hombres kikapúes, de ella se abastecen de carne y pieles. La cacería tiene un carácter ritual, se realiza de manera grupal durante todo el año, sobre todo de enero a abril, meses de celebraciones religiosas de año nuevo, bautizos y misas de agradecimiento a Kitzihaiata, su dios.
La agricultura es una actividad secundaria, pues ellos han sido cazadores por excelencia desde hace mucho tiempo. En el nacimiento existen pequeñas parcelas individuales cultivadas principalmente por personas mayores que no emigran; siembran trigo, avena, maíz, cebada, frijol y calabaza.
La recolección de nueces y de chile kipin o piquín tiene cierta importancia comercial; los árboles silvestres son propiedad de los kikapúes, y cualquier miembro de la tribu puede recolectar sus frutos; los intermediarios llegan al poblado a comprarlos.
Su mayor fuente de ingresos es el trabajo a jornal que realizan en Estados Unidos, en la cosecha de frutas y hortalizas.
La vivienda tradicional se construye aprovechando los materiales del lugar, tales como mezquite, álamo, sauce, chamizo, carrizo y cachanilla. Los servicios de electricidad, drenaje y agua entubada son deficientes.
Mazahuas. (Estado de México - Michoacán)
Los mazahuas se llaman a sí mismos jñatjo. Se localizan en la parte noroeste del Estado de México y en una pequeña área del oriente del Estado de Michoacán.
La caza furtiva y la deforestación en la región, han originado que las especies de flora y fauna se encuentren en peligro de extinción.
La lengua mazahua se ubica en la familia otopame del tronco lingüístico otomangue. Esta lengua, conocida también como hnatso, hnatzo, ji naa o jñatjo, se encuentra emparentada con las lenguas otomí, pame, matlatzinca, ocuilteca y chichimeca.
En la región mazahua se produce principalmente maíz y en menor cantidad frijol, trigo, cebada, avena y papa; en algunos municipios cultivan chícharo, hortalizas y flores. La producción es básicamente para autoconsumo. La actividad pecuaria es de baja escala, no obstante constituye un apoyo importante para la economía familiar, principalmente la cría de ganado ovino y bovino. En algunos municipios se produce madera en rollo, raja para leña y carbón de encino.
Las actividades productivas las realizan en forma familiar y recurren a sus parientes más cercanos en la época de mayor trabajo en los cultivos. Utilizan herramientas tradicionales como mulas y bueyes en las labores agrícolas; en las mesetas y valles recurren al tractor para la roturación, barbecho, rastra y apertura de surcos, en algunos casos utilizan también la sembradora.
Debido a la insuficiente producción de alimentos, la mala calidad del suelo y el extremo minifundismo, los mazahuas han
La indumentaria de este grupo se ha transformado.
Actualmente la ropa tradicional está más arraigada en las mujeres; consta de falda y blusa de tela de satín de colores fuertes y brillantes (azul rojo, rosa mexicano y verde limón).
La falda es plisada con adornos de encaje en su alrededor.
La blusa, del mismo material, tiene adornos de encaje o de la misma tela en el cuello, pecho y espalda. Usan una falda interior blanca de manta o popelina plisada y adornada con una tira bordada que sobresale a la falda de color. Para protegerse del frío se cubren con un quexquémitl que consta de dos tiras anchas unidas en forma de triángulo, de tal manera que queda un hueco por el que introducen la cabeza.
Esta prenda es de lana de color azul, negro o café con delgadas líneas blancas, con bordado de flores o grecas alrededor del cuello.
En distintas localidades de la región se confeccionan cobijas, fajas, tapetes, cojines, manteles, morrales y quexquémitl de lana. En San Felipe del Progreso hay personas que se dedican a la elaboración de piezas de plata como arracadas, anillos, collares y pulseras; en distintas ocasiones han recibido premios por la técnica y por la belleza de sus obras.
El grupo mazahua mantiene el trabajo colectivo llamado «faena» que consiste en la cooperación de los miembros de la comunidad para la realización de obras o trabajos de beneficio colectivo como son escuelas, mercados y caminos.
En la actualidad los cargos religiosos tradicionales como el de la mayordomía se practica cada vez menos, principalmente entre los jóvenes; son los ancianos quienes tratan de mantenerlos. Las principales fiestas religiosas que se celebran son las del santo patrono de cada comunidad, la de la Virgen de Guadalupe, semana santa, y la de Nuestro Padre Jesús en San Felipe del Progreso, durante la segunda semana de enero.
Matlatzincas. (Estado y Ciudad de México).
Matlatzinca es el término con que los mexicas designaron a este grupo. En náhuatl significa “los señores de la red” o “los que hacen redes”, y deriva de matlatl: red; zintil: reverencial y catl: gentilicio. Por otra parte, debido a que hubo grupos matlatzincas que ocuparon algunas zonas al interior de la región purépecha poco antes de la llegada de los españoles, sus pobladores los denominaron pirindas, es decir, “los de en medio”. Actualmente, el grupo se nombra a sí mismo matlatzinca.
El matlatzinca es uno de los pueblos indígenas del país que mayor desintegración ha sufrido. De haber sido un grupo que ocupaba un amplio territorio en la época prehispánica, el correspondiente a los actuales estados de Michoacán, Guerrero y México, se ha reducido a una sola comunidad: San Francisco Oxtotilpan, ubicada en el municipio de Temascaltepec, Estado de México.
La lengua matlatzinca está considerada dentro de la rama otomangue, otomí-pame. En ésta hay cuatro familias: pame, jonaz, matlatzinca y otomazahua. A su vez, la familia matlatzinca se subdivide en dos lenguas: la matlatzinca y la ocuilteca.
En la actualidad, la lengua matlatzinca está desapareciendo debido a que cada vez son menos los hablantes. La mayoría de la población de San Francisco es bilingüe, y cada vez domina más el uso del castellano. El uso de la lengua materna se da entre la gente mayor y sólo en algunos niños pequeños.
La vivienda matlatzinca es por lo general de un solo cuarto, el cual se utiliza como dormitorio y cocina. Todas las casas cuentan con huertos donde se cultivan árboles frutales, verduras y flores; también cuentan con corrales donde se crían algunos animales domésticos. Es frecuente también encontrar temazcales.
La gran mayoría de los pobladores del municipio de Temascaltepec se dedica al trabajo agrícola; en la cabecera municipal se ocupan en actividades comerciales, educativas, de transporte, minería, de la construcción y servicios públicos.
La explotación forestal es otra fuente de ingresos. Algunas comunidades comercian con ella, mientras que en otras, los productos forestales se cambian por otros de consumo familiar.
Los matlatzincas complementan su economía con el trabajo asalariado migrando a las ciudades de México, Toluca o Cuernavaca.
La base de la organización social es la familia. Ésta se constituye mediante el matrimonio civil y/o religioso, o bien por “unión libre”. La residencia, por lo común, es patrilocal.
Una de las formas tradicionales que los matlatzincas conservan para la organización del trabajo es la denominada faena, es decir, la cooperación obligatoria que tienen que prestar los habitantes (principalmente los adultos de sexo masculino) para las obras en beneficio de la comunidad (construcción y reparación de caminos, construcción de la escuela, mantenimiento de las obras de riego, etcétera).
Las fiestas más importantes de la comunidad son la del santo patrono, y la del día de muertos. En ambas participan todos los habitantes del pueblo; los que residen fuera de él envían su cooperación para los gastos que sean necesarios.
Tlahuicas. (Estado de México).
Los hablantes de ocuilteco se reconocen a sí mismos como tlahuicas y se resisten a ser reconocidos como ocuiltecos pues desde hace tiempo tienen rivalidad con sus vecinos originarios de Ocuilan, cabecera municipal de Ocuilan de Arteaga, México. Sin embargo, los lingüistas los reconocen como ocuiltecos.
Los ocuiltecos mantienen la forma de tenencia comunal, incluyendo los pequeños terrenos boscosos. La principal actividad económica es la agricultura de temporal, en ella sobresalen los cultivos de maíz, frijol, chile, cebada, avena y trigo. El chícharo se cultiva con fines comerciales.
La ganadería mayor es inexistente. Entre las especies menores predominan el borrego y la cabra, que sirven tanto para la venta como para el autoconsumo. Los reducidos bosques proporcionan la madera que sirve para la construcción de casas y como combustible. También se explota el maguey, de donde se extrae pulque.
Las viviendas de San Juan Atzingo son de madera, por ser éste un material de fácil obtención; son amplias, constan normalmente de dos cuartos rectangulares que sirven de dormitorios y una cocina anexa. En el solar se localizan los macheros en donde se encierran los caballos y mulas; también hay chiquero y gallinero y, en ocasiones, un temazcal.
Nahuas.  (Puebla - Veracruz - Hidalgo - San Luis Potosí - Guerrero - Estado de México - Distrito Federal - Tlaxcala - Morelos - Oaxaca - Tabasco - Tamaulipas - Michoacán - Jalisco - Durango - Nayarit).
El término nahua hace referencia a una comunidad lingüística compuesta por una serie de grupos que hablan la lengua mexicana y que, herederos de las grandes culturas del altiplano central, llegaron a dominar la cuenca de México y la región mesoamericana en la época prehispánica.
El vocablo nahua significa hablar con claridad, con autoridad o conocimiento, aunque en algunas regiones los nahuas se refieren a sí mismos como macehuale, campesinos, tal vez haciendo referencia a la antigua división clasista de la sociedad nahua que dividía a la población en pillis y macehuales. Estos últimos eran la gente del común, los tributarios, casi siempre campesinos.
Desde el punto de vista lingüístico, las lenguas nahuas, también conocidas como azteca, macehuali, mexicanero, mexicano, náhual o nahuat, pertenecen al tronco yuto-nahua, y junto con el pipil, lengua indígena centroamericana, forman la familia náhuatl, cuya antigüedad es de aproximadamente 45 a 47 siglos. Los especialistas consideran que el náhuatl tiene cuatro variantes: a) náhuatl del oeste (Toluca, Michoacán, Guerrero y Morelos), b) náhuatl central (valle de México, Puebla y Tlaxcala), c) náhuatl septentrional (la huasteca) y d) náhuatl del este (Puebla, Veracruz, Oaxaca y el pipil de centroamérica).
Los nahuas son pueblos agricultores que tienen un profundo respeto por la naturaleza, expresado en su trabajo, ceremonias rituales y fiestas. Sus productos artesanales están destinados a cubrir necesidades cotidianas. Así, encontramos pueblos alfareros, herreros o dedicados a producir objetos rituales como las ceras, el papel picado, las máscaras o la pirotecnia.
Los grupos nahuas no forman una unidad política, sino están diseminados en el territorio nacional, configurando sociedades regionales específicas en donde interactúan con mestizos y otros grupos étnicos.
Huicholes. (Durango - Jalisco - Nayarit)
Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango.
La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se le conoce como huixarica, o tejí niukiyari.
Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y Guadalupe Ocotán en Nayarit.
Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las deidades y ancestros.
La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los bordados de los trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina Cuexcomatitlán son más vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan
La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color, enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca (shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos de colores.
Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana.
Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o zapatos deportivos.
Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz, calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos.
Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son las personas más respetadas de la comunidad.
Una de las características principales de su religión es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos.
El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las deidades.
Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el peyote.
Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para «encontrar la vida».
Mexicaneros. (Durango - Nayarit).
El pueblo que vive en la región del gran nayar y habla la lengua náhuatl, se llama a sí mismo mexicanero. Las principales comunidades mexicaneras son Santa Cruz de Güejolota, en el municipio de Acaponeta, Estado de Nayarit (en donde son vecinos del pueblo cora o náayariite), San Pedro Jícora y San Buenaventura, en el municipio de Mezquital, Estado de Durango (en donde son vecinos del pueblo tepehuán del sur u o’dam). Los mexicaneros también comparten el territorio Nayar con el pueblo huichol. La mayoría de los mexicaneros son bilingües (mexicanero-español), aunque también hay trilingües y hasta algunos casos excepcionales de cuatrilingüismo (tepehuán-huichol).
Los mexicaneros acostumbran la residencia patrilocal, de manera que cuando una pareja contrae matrimonio construye una casa cercana a la casa del padre del esposo. El mismo sentido patrilineal tiene la herencia de la tierra.
Existen dos tipos de vivienda: una, de temporada seca, cercana a las milpas; otra, de tiempo de lluvia, que generalmente está en un cerro alejado de los servicios del centro político-religioso de la comunidad. Las viviendas están integradas generalmente por tres construcciones: dormitorio, cocina y “carretón”, bodega elevada, descubierta al frente, donde se almacenan granos y herramientas. Debido al clima, en temporada de calor se duerme a la intemperie.
Durante la temporada seca, muchos mexicaneros migran temporalmente a la costa nayarita, a los municipios de Acaponeta y Ruiz, en donde, se contratan como jornaleros agrícolas para el ensarte de tabaco y el corte de caña.
Tras esta temporada de trabajo, regresan a sus comunidades para iniciar las labores agrícolas y las ceremonias ligadas a ellas: los Xuravet, ceremonias de petición de lluvia y salud.
Anualmente se realizan cinco Xuravet en la comunidad: el de los tamales (febrero), el del agua (mayo) y el de la bendición del elote (septiembre); en cada una de estas fechas, se realizan una o dos ceremonias hasta completar cinco; en el ámbito familiar también se realizan los Xuravet como respecto a la residencia y la herencia, con una tendencia patrilineal.
En todos los casos, los Xuravet se hacen en los patios, sean comunales o familiares, se enciende una fogata, se danza, se reza, se acuerda quiénes irán a “venadear” y, de ser exitosa la caza, se consume una comida ritual preparada a base de venado. Estas ceremonias son conducidas por el mayor y la mayora del patio, quienes mantienen su cargo hasta la muerte.
Además de las fiestas agrícolas de Xuravet, los mexicaneros celebran las fiestas patronales, el carnaval, la semana santa y todos santos. Para estas celebraciones, la máxima autoridad religiosa es el mayordomo, quien se ayuda del prioste, el pasionero y el tinantzil o copalero.
Durante estas fiestas, los mayordomos se encargan de proveer al animal sacrificial que servirá de alimento: la res.
Las autoridades civiles de la comunidad: gobernador, suplente, alguacil, capitán de campo y ayudantes, participan y cooperan en la realización de las diversas ceremonias religiosas.
Tlapanecos. (Guerrero).
Tlapaneco es el nombre con el que los nahuas denominaron a este pueblo y deriva del principal lugar de su asentamiento: Tlapa. Los tlapanecos se llaman a sí mismos mbo me’phaa, que significa «el que es habitante de Tlapa». Hablan la lengua tlapaneca, también conocida como mi’phoa o me’phaa, que es tonal y pertenece a la familia subtiaba-tlapaneca del tronco otomangue.
El territorio tlapaneco se localiza entre la vertiente de la Sierra Madre del Sur y la costa de Guerrero, con altitudes que varían de 800 a 3 050 msnm.
El clima predominante en la zona es templado subhúmedo, con una temperatura media anual de 18°c.
Chichimeca Jonaz. (San Luis Potosí - Guanajuato).
Los chichimecas jonaz utilizan la palabra úza, "indio", y su plural ézar, "indios" para referirse a sí mismos y, en general, a cualquier persona indígena. Solamente cuando hablan español emplean para autonombrarse las palabras chichimecas, chichimecas, chimecas o meco.
Habitan en una comunidad del municipio de San Luis de la Paz, en el estado de Guanajuato, en un poblado que está a 2,070 msnm. Ellos nombran a este lugar rancho uza (rancho indígena) o misión de chichimecas. La carretera del municipio divide el asentamiento en dos partes, al poniente la misión de abajo y al oriente la misión de arriba.
Los ézar realizan trabajos como jornaleros, molineros, regadores o apicultores en las comunidades y ranchos vecinos. Practican una agricultura de autoconsumo, cultivando maíz, frijol, chile, calabaza, jitomate, camote y papa. El maguey es cultivado comercialmente para la extracción de aguamiel y quiote.
Sus casas habitación son de adobón y teja o de ladrillo con colado de cemento. El piso es de tierra. La antigua vivienda tradicional estaba hecha de piedras apiladas, sin ventanas, con techo de dos aguas cubierto de palma o pencas de maguey, prácticamente ha desaparecido.
Las prendas tradicionales como los quexquémitl, una especie de abrigos de palma y ciertos aditamentos de cuero, se dejaron de usar desde principios de siglo. Actualmente visten a la manera del campesino mestizo. Las fiestas más importantes para la comunidad son las de San Luis Rey de Francia y de la Virgen de Guadalupe. El compromiso de la organización de las fiestas lo heredan las familias. Un elemento importante en éstas, es la danza chichimeca, que se representa en tres capillas. Los componentes sonoros son el violín, la tambora y los machetes que entrechocan; los combatientes suman entre 15 y 45 personas.
Purépechas. (Michoacán).
El purépecha es un pueblo de la región lacustre y montañosa del centro de Michoacán. Aunque también se les ha denominado tarascos, ellos se refieren a sí mismos como p’urhépechas, que en su lengua significa «gente, persona». El idioma p’urhé, también conocido como porhe, tarasco, purhépecha o purépecha, no tiene parentesco lingüístico cercano con ninguna de las familias lingüísticas que se hablan en la República mexicana.
La economía de los purépechas es diversificada, ha estado sustentada tradicionalmente en actividades primarias tales como la agricultura, la pesca, la recolección y la cacería. En el sector secundario, históricamente han sido importantes la producción de artesanías y el comercio. A estas actividades habría que agregar la explotación forestal, además de una incipiente ganadería e industria textil, sin embargo, después de la década de los 40 empieza a observarse una fuerte migración de la población purhé sobretodo a los Estados Unidos en busca de ingresos que completen su economía. A las contribuciones enviadas por esta población que trabaja en el extranjero se deben muchas de las obras públicas que actualmente se realizan en los pueblos.
Coras. (Nayarit).
Los coras se llaman a sí mismos nayeri, aunque existen gentilicios para los habitantes de cada comunidad, de tal manera que a los de Santa Teresa se nombran "quamaruchi", los de Jesús María "ahusete" y los de Mesa del Nayar "yohke".
La indumentaria femenina se compone de una amplia falda floreada, cuyo largo varía de acuerdo a la comunidad, combinada con una blusa de color brillante. El atuendo se complementa con collares, aretes, huaraches de plástico y rebozo negro. Los hombres visten pantalón de manta, camisa de color claro, sombrero y en la mayoría de los casos, huaraches de piel. Tanto hombres como mujeres utilizan morrales de lana o algodón tejidos por las mujeres en telares de cintura, adornados con flores, animales u otros motivos. El territorio cora abarca alrededor de 220 000 has. En la sierra del Nayar, a una altura que varía entre los 700 y los 2 000 msnm.
La mayoría de los pueblos coras se asientan en la tierra caliente, donde practican una agricultura de subsistencia y una ganadería doméstica con la cría de bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, ganado caballar y mular, así como la cría de abejas, gallinas y guajolotes. Para completar el ingreso familiar, los varones suelen migrar temporalmente a la costa para trabajar en el corte del tabaco o en la pizca de maíz. Durante el ciclo agrícola, las familias abandonan su residencia para establecerse cerca de los campos de cultivo.
Su gobierno está compuesto de un cuerpo de autoridades tradicionales que se rotan entre cargos civiles (gobernador, alguaciles, justicias y centuriones) y religiosos (mayordomos y tenanches). En este sistema de cargos participan todos los varones adultos de la comunidad prestando servicio durante un año y ascendiendo poco a poco en la jerarquía.
Dentro de sus celebraciones religiosas destacan los mitotes, dedicadas al cultivo del maíz que puede tener un carácter familiar o comunal y en donde participan cantadores, músicos, danzantes narradores de sus mitos. También destacan las celebraciones de Semana Santa, del día de muertos (1 y 2 de noviembre), la de la Epifanía (6 de enero), la del Apóstol Santiago (25 de julio), la del Arcángel Miguel (29 de septiembre) y la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre).
Sus historias antiguas se transmiten oralmente de generación en generación y en ellas se narra cómo se construyó el mundo, se obtuvo la lluvia, el fuego, el tabaco o el maíz. Sus deidades están relacionadas con la naturaleza: el sol, la lluvia, el agua, el fuego, el mar, etcétera.
Amuzgos. (Oaxaca - Guerrero)
Al parecer cada localidad amuzga tiene su manera de autonombrarse. Los Amuzgos de la localidad de San Pedro Amuzgos se llaman a sí mismos Tzjon Noan que en su lengua significa «pueblo de hilados, hilo suave o mecha».
Las lenguas amuzgas derivan del tronco otomangue y también se les conoce con los nombres de tzhonoa, tzoñ’an, tsañcue o nañcue.
Su territorio abarca una superficie aproximada de 3 000 km, en municipios de la región limítrofe, entre los estados de Guerrero y Oaxaca.
La población amuzga se concentra en los municipios de San Pedro Amuzgos y Santa María Ipalapa en Oaxaca y, Xochistlahuaca y Ometepec en Guerrero. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 41 455 hablantes de amuzgo a nivel nacional, la mayoría de ellos (34 601 hablantes) habitaba en el estado de Guerrero.
Comparten un territorio en donde conviven con triquis, mixtecos, chatinos, nahuas, tlapanecos y mestizos, configurando una región interétnica. Los mestizos residen en las comunidades amuzgas, donde son mayoría.
Chatinos. (Oaxaca).
Los chatinos se llaman a sí mismos kitse cha’tnio. Los términos cha’tnio, cha’tña y tasa’jnya son variantes usadas en distintas comunidades para designar a su propia lengua que significa "palabra trabajosa", "palabra difícil" o "trabajo de las palabras".
El territorio chatino comprende tres zonas ecológicas: las tierras bajas tropicales con una vegetación de selva y manglares, en donde predomina la ganadería y la agricultura comercial; las tierras medias que van de los 800 a los 1,600 msnm, pobladas por bosques caducifolios, en donde se asientan la mayoría de las poblaciones chatinas y se cultiva el café y las tierras altas donde prevalecen los bosques de pino-encino. Por las características del territorio, la región chatina es una zona rica en recursos forestales, agrícolas y ganaderos, aunque su explotación está en manos de población mestiza.
La agricultura indígena es de temporal y además de la milpa dedican una pequeña porción del territorio a la producción de café. Para complementar sus ingresos, los varones migran temporalmente a las fincas del distrito de Juquila para el corte de café o a la costa donde se emplean como jornaleros en las plantaciones agrícolas.
Sus autoridades tradicionales están organizadas en un sistema de cargos con funciones civiles y religiosas. La máxima autoridad es el consejo de ancianos que cuenta con la mayor autoridad moral en el pueblo.
Entre sus deidades destacan la Santa abuela, el Santo padre dios, la Santa madre tierra, la Santa madre luna, los dioses del agua, del viento, de la lluvia, de la montaña, las Santas ciénegas y el Santo fuego. Hay alrededor de 40 fiestas patronales en la región, aunque la celebración regional más importante es en honor a la Virgen de Juquila el 8 de diciembre.

Chinantecos. (Oaxaca).
Los chinantecos se llaman a sí mismos tsa ju jmí, que significa "gente de palabra antigua", aunque cada pueblo posee un apelativo propio que va precedido de la palabra tsa, dsa o alla que significa gente.
Los especialistas señalan que no existe una sola, sino varias lenguas chinantecas: de Ojitlán, de Usila, de Quiotepec, de Yolox, de Sochiapan o Jaujami, de Palantla, de Valle Nacional, de Lalana, Chinanteco de Latani y de Petlapa. Son idiomas tonales que forman una familia derivada del tronco otomangue.
La Chinantla es una región separada de las áreas vecinas por cadenas montañosas, ubicada dentro de la cuenca del Río Papaloapan, sobre las laderas de la Sierra Madre Oriental, y nutrida por un gran número de vías fluviales. Según sus características ecológicas, se divide en dos subregiones: la alta y la baja. La primera forma parte de la Sierra de Juárez, tiene clima templado y una vegetación de bosques de pino-encino; la segunda se encuentra en la cuenca y su vegetación corresponde casi por completo a la de una selva alta perennifolia.
Las mujeres chinantecas conservan su indumentaria tradicional en Usila y Ojitlán. Ellas tejen sus huipiles en donde plasman la historia de sus antepasados y los cubren de símbolos y signos que reflejan sus costumbres, su cosmovisión y su relación con la naturaleza. Debajo del huipil se lleva un cotín o medio fondo.
Las principales fiestas que se celebran en la chinantla son la Semana Santa, Todos Santos y las fiestas del santo patrono de cada uno de los pueblos.
Chochos / Popolocas Chochos. (Oaxaca).
Los chochos, chocholtecas o chochones se llaman a sí mismos runixa ngiigua, que significa «los que hablan el idioma». Habitan en el estado de Oaxaca, en una microrregión formada por trece municipios del Distrito de Coixtlahuaca y cuatro de Teposcolula.
Si bien el chocho es una lengua de la familia popoloca del tronco otomangue, también es conocida como chocholteca o chuchón, en algunos casos se le ha agrupado con el popoloca tomándolas como una sola lengua, el chocho-popoloca, aunque algunos lingüistas consideran que en realidad se trata de dos idiomas que corresponden a dos grupos étnicos distintos que habitan en un territorio continuo.
Aunque el chocho es un pueblo tradicionalmente agricultor, la pobreza y erosión de las tierras, aunado a la escasez de las lluvias, ha hecho que la agricultura sea una actividad económica secundaria.
Las actividades económicas más importantes, por involucrar a un mayor número de artesanos, eran la elaboración de cobijas (lanillas), gabanes (cotones) de lana y los sombreros de palma.
La actividad textil ha disminuido considerablemente, y aunque subsiste el tejido de sombreros de palma y de fibra sintética, tiende a desaparecer debido a que otros pueblos se han convertido también en tejedores de sombreros, saturándose con ello la oferta en el mercado.
La organización del trabajo comunitario es el tequio. Entre los chocholtecas se da un alto nivel de cooperación para estas labores, así como también para las actividades propuestas por las autoridades en beneficio de las comunidades.
Anteriormente la mayoría de las viviendas eran de «cercos» en lugar de muros; éstos se construían a base de quiotes, es decir, del tallo del maguey, de varas y de carrizo. En la actualidad se ha incrementado la construcción con tabiques o adobe. Los techos que antiguamente eran de pasto, palma o popote (tallo de trigo) ahora son de losas de concreto. Los pisos, antes apisonados y a veces de ladrillo, ahora también son de concreto.
Hasta mediados del presente siglo aún predominaba entre la población el uso de prendas de vestir elaboradas a base de manta de algodón: camisas y calzones, complementado con huaraches. En el caso de las mujeres y niñas, la mayoría andaban descalzas. En la actualidad, la mayor parte de los habitantes usa prendas de diferentes tipos de telas y colores.
Chontales.
Desde tiempos prehispánicos, a este grupo se le conoce con el nombre de chontales. El término chontal proviene del náhuatl chontalli, que significa extranjero o extraño. En la literatura antropológica se ha usado la denominación tequistlatecos para diferenciarlos de los Chontales de Tabasco, quienes son un grupo mayense culturalmente distinto a éste. Ellos se llaman a sí mismos slijuala xanuc’, que al parecer significa «habitante de las montañas».
Las lenguas chontales de Oaxaca, llamadas también f’ane, huamelulteco(a), tequistlateco(a), lalhtaiqui o lalhtaiqui’ pertenecen a la familia tequistlateca del tronco hokano, al que pertenecen muchos grupos de norteamérica.
Practican una agricultura de temporal y para autoconsumo, con base en el cultivo de maíz, frijol, calabaza, chícharo, chayote, papa y cebolla. En algunos casos también siembran hortalizas y árboles frutales, así como maguey mezcalero, caña de azúcar, chile y café. El mezcal elaborado a partir del maguey representa el principal producto comercial.
Los hombres jóvenes salen de enero a marzo a la pizca de café a Tehuantepec, Coatzacoalcos, Orizaba y Oaxaca, para completar los ingresos de la economía familiar.
Los chontales manufacturan sus propios utensilios para la cocina, principalmente de alfarería; tejen palma, hacen escobas y mangos para instrumentos agrícolas; la madera es utilizada para hacer diversos utensilios, casas y muebles para su propio uso. Elaboran textiles en algodón y los tiñen con técnicas tradicionales y materias primas naturales.
La casa chontal es rectangular, mide entre 2 y 4 m de ancho por 4 a 6 de largo, con muros de adobe o de carrizo de 2 m de altura, en algunos casos enjarrados con lodo. Los postes están hechos con horcones de ocote, coatle o coachipilín; los techos de dos aguas son de zacate, pino, tejamanil o teja, aunque en la actualidad es común encontrar techos de láminas de asbesto, sobre un armazón de carrizo o vara, amarrado con tiras de corteza de yaco o majagua; sólo algunos son de cemento.
Los varones usan camisa y calzón de manta blanca, sombrero de palma y huaraches. Las mujeres usan generalmente blusa de percal y camisa blanca; las camisas y los huipiles están bordados con figuras de animales o flores, en colores rojo y negro. Las enaguas son de varios colores a rayas verticales blancas, de color o floreadas. El rebozo forma un tocado en la cabeza y las cintas de colores distinguen a las solteras.
También se ponen collares, aretes y anillos de oro, de plata o de fantasía.
Cuicatecos. (Oaxaca).
La palabra cuicateco es de origen nahua, proviene del verbo sustantivo cuicatl que significa canto. Según algunas fuentes históricas, fueron los Mexicas quienes denominaron Cuicatlán («lugar del canto») a la región que ocupaba este grupo, debido a la afición de sus moradores por practicar esta actividad.
La lengua cuicateca, llamada también dvacu, ndudu, nduudu yu o davaacu yeñ’e yu, deriva de la familia mixteca, tronco otomangue.
Otra actividad que complementa el ingreso familiar es la renta de los bosques para la explotación forestal, además de la venta de artesanía textil y alfarería, así como, de diversos objetos tejidos con carrizo e ixtle.
Huaves. (Oaxaca).
Los huaves son también conocidos como mareños o huazantecos. El término huave fue acuñado por los zapotecos para referirse a «la gente que se pudre en la humedad», aunque los propios huaves muestran resistencia a identificarse con ese nombre, y en cambio se autonombran mero ‘ikooc.
La lengua huave, conocida también como mareño, mero ikood u ombeayeran, no tiene parentesco lingüístico con algún otro idioma de mesoamérica. El grado de analfabetismo es alto, presentándose en alrededor de un 40% de la población mayor de 15 años.
La región comprende tres zonas bien diferenciadas: una de monte bajo, con algo de madera aprovechable y posibilidades de caza; otra de sabana que permite el pastoreo y la agricultura; y otra más, pantanosa, con abundantes salinas y manglares. El territorio es árido y poco apto para la agricultura debido a lo arenoso del suelo, que se inunda extensamente en épocas de lluvia. El clima es caluroso y seco, con una temperatura media anual de 27.4° C.
La actividad económica básica es la pesca, que se realiza en las lagunas que son ricas en especies como la lisa, mojarra, robalo, bobo y trucha, además de moluscos como camarón y ostión.
La agricultura y ganadería son actividades secundarias. La naturaleza del terreno dificulta el cultivo del maíz y su abastecimiento está a cargo de los comerciantes zapotecos.
Antiguamente las mujeres solían andar con el torso desnudo, mientras realizaban los quehaceres dentro de la casa. En la actualidad usan amplias faldas de algodón que cubren los pies generalmente descalzos. Sobre la falda, teñida casi siempre en azul o rojo, se lleva un huipil corto y sin mangas, con diseños geométricos sobre el pecho y cuello rectangular.
Los hombres, que solían usar taparrabos y camisa de manta, se acoplan a las prendas occidentales (camisa y pantalón), al sombrero de palma y los huaraches.
Ixcatecos. (Oaxaca).
El término ixcateco es el gentilicio que aplicaron los antiguos nahuas al grupo indígena que habitaba en una región que llamaron Ixcatlán, nombre que proviene de dos voces: ixcatl, «algodón» y tlan, «lugar de»: lugar de algodón. La lengua ixcateca pertenece al tronco otomangue, familia popoloca.
La práctica de la agricultura ha pasado a un plano secundario por la baja productividad de sus tierras, pues los suelos están conformados por una capa de tepetate y una delgada capa de tierra fértil, y son muy propensos a la erosión. Los ixcatecos cultivan maíz, trigo, cebada, frijol, calabaza y, ocasionalmente, haba.
Complementan sus ingresos con la venta de puercos y aves de corral que crían en sus solares; es preciso señalar que la migración temporal y definitiva en busca de fuentes de trabajo, es cada vez más frecuente, particularmente hacia el estado de Veracruz y los Estados Unidos.
La vivienda tradicional es de forma rectangular, tiene paredes de tepetate o de quiote sostenidas con troncos de palma, y techo de hojas de la misma planta. Hoy en día hay una marcada tendencia a edificar las casas con ladrillo y techarlas con lámina de asbesto o de zinc. Es muy común que existan dos anexos a la habitación principal: un baño de temazcal construido con tepetate o varas de quiote y una cueva, que es un lugar húmedo donde se almacena y se teje la palma.



Mazatecos. (Oaxaca).
Los mazatecos se autodenominan, ha shuta enima, que en su lengua quiere decir «los que trabajamos el monte, humildes, gente de costumbre».
El mazateco, o chota te ho, deriva de la familia popoloca del tronco otomangue. La lengua mazateca es tonal y se caracteriza por sus numerosas variaciones locales en la forma de hablarlo, a tal grado que prácticamente cada municipio tiene una variante dialectal.
En los rituales religiosos se utiliza el idioma mazateco, intercalado con algunas frases en español; las misas católicas y los cultos protestantes se hacen en español. Para los asuntos políticos y las transacciones comerciales se utilizan los dos idiomas.
La vivienda tradicional se construye con otates, madera, bambú y adobe en las paredes, con techos de palma o de paja; sin embargo estos materiales hoy en día tienden a ser sustituidos por ladrillo, cemento y láminas de asbesto o metálicas.
La pesca y la agricultura son las actividades económicas más importantes. La agricultura de autoconsumo cada día es más desplazada por la tecnificada de cultivos de caña de azúcar y de café y por las actividades pecuarias para la producción de carne. La actividad forestal, controlada por compañías papeleras desde hace mucho tiempo, no aporta beneficios a la región. En las actividades productivas se utilizan técnicas tradicionales, mezcladas con técnicas modernas en el caso del cultivo del café y la pesca.
Sólo los ancianos utilizan el vestido tradicional. Las mujeres utilizan un huipil con listones y franjas multicolores entrelazadas, motivos bordados y encajes blancos y que llega hasta las rodillas. Se complementa con una enagua o enredo llamado coti y con coloridos collares y aretes.
Hombres y mujeres usan huaraches de cuero o andan descalzos. Muy pocos hombres usan el calzón y la camisa de manta, que identifican al atuendo tradicional.
Mixes. (Oaxaca).
Los mixes se llaman a sí mismos ayuuk jä’äy. La lengua que hablan es ayuuk, o ayook que es el nombre con que históricamente se conoce al grupo. La palabra ayuuk está compuesta de los siguientes vocablos: a = idioma, palabra; yuuk = montaña, florido; y jä’äy = gente, muchedumbre. Por lo tanto su significado es «gente de idioma florido».
El mixe pertenece a la familia mixe-zoque. Entre los ayuuk jä’äy existen variantes dialectales intelegibles entre sí, sin embargo, cada pueblo considera que el mixe que habla es el correcto.
En la región se practica una agricultura de subsistencia. En las zonas altas y frías se siembra papa, maíz, frijol y calabaza; en las zonas templadas y cálidas, maíz, frijol, camote, caña de azúcar y chile; en la zona central y baja, se cosechan cítricos y café. Este último producto es el de mayor comercialización.
Los hombres visten a la usanza campesina: camisa de algodón o popelina, pantalón de dril y sombrero de palma, calzan huaraches o botas de hule. En las zonas altas se protegen del frío con gabanes de lana.
El atuendo de la mujer es variable, de tal manera que puede indicarnos el lugar de su procedencia. Cuatro trajes típicos son los correspondientes a Tamazulapam, Mixistlán, Cotzocón y Guichicovi; cada uno con sus variantes, pero todos constan de un huipil y enredo, que las propias mujeres confeccionan en telar de cintura.


Mixtecos.  (Guerrero - Oaxaca - Puebla).
Los mixtecos se autonombran ñuu savi, que significa en castellano «pueblo de la lluvia». Desde el siglo XVI, con la llegada de los españoles a la región donde habitan, se le conoce como la mixteca. La región ocupada por los mixtecos abarca parte de los Estados de Oaxaca, Guerrero y Puebla.
La lengua mixteca se deriva del tronco otomangue; junto con el cuicateco y el triqui forma la familia mixteca. De acuerdo con los datos proporcionados por los lingüistas, existen por lo menos cinco lenguas mixtecas: mixteco de la costa, o tu’un sa’an va’a, tu’un ca’an va’a, tye’enli, o tsa ca’an va’a; mixteco de la mixteca alta llamado también hñuu dabi, sain sau, hñuu davi, ñayuu sau, sañi sau, nchivi savi, tunu’u o tu’u ca’a caji; mixteco de la mixteca baja o ñuu sabi, ñuu savi, tacuate, tu’un davi, ñayiu dau, to’o nda’i o ca’a nda’i; mixteco de la zona mazateca o ña ma ñuu y mixteco de Puebla.
En Oaxaca existen aún casas de planta circular, sobre todo en la costa, aunque es más común encontrar casas rectangulares de 4 x 6 m, usadas como dormitorios, con una pieza más pequeña usada como cocina. La casa tradicional cuenta con una sola puerta que abre hacia el solar, rara vez a la calle.
Los materiales utilizados para su construcción pueden ser desde los troncos, tejamanil, zacate, hojas de ocote y maguey, hasta los de reciente introducción como láminas de asbesto o aluminio y en ocasiones, loza de concreto.
La agricultura es la actividad económica básica; se cultivan superficies menores a las dos hectàreas, generalmente de temporal, bastante erosionadas y poco propias para cultivo.
La ganadería es extensiva de especies menores (cabras y ovejas) e igualmente pobre. La minería prácticamente está en receso, pues actualmente no se explotan los recursos minerales que hay en la región. La explotación pesquera enfrenta problemas legales; sin embargo se consumen especies a nivel local, cuya pesca se realiza de forma rudimentaria.
La región mixteca se caracteriza por una diversificada producción artesanal. Se manufacturan pozahuancos, textiles de algodón y lana como servilletas, cobijas, huipiles, morrales, ceñidores, camisas, cotones, rebozos y enredos de lana; cestería de carrizo y de palma, muebles, velas, cerámicas de diversos barros para distintos usos, talabartería y herrería.
Tacuates. (Oaxaca).
Hay diferentes versiones sobre el origen y significado del término “tacuate”: para unos deriva de la voz náhuatl «tlacoatl» que significa tierra de serpientes, pero como los españoles no podían pronunciar bien lo transformaron a tacuate. También se dice que en lengua mixteca ta- significa señor y coo- serpiente; se dice que es un vocablo despectivo mediante el cual se referían a ellos los pueblos vecinos.
La familia nuclear es la base de la sociedad tacuate, la pertenencia a la familia y al grupo, son elementos indispensables en la vida cotidiana. Su vivienda original está construida en forma redonda con troncos delgados y techos cónicos a base de zacate.
Los tacuates, como otros pueblos de mesoamérica han configurado una cultura compleja que se nutre tanto de conocimientos de la antigua civilización, como de apropiaciones e imposiciones culturales hispanas, por ejemplo mantienen el concepto de hombre sabio «raja a tatan» o nagual, que más que un curandero, es un guía espiritual, al mismo tiempo que mantienen sus autoridades religiosas, calendario festivo y diversas formas de culto en torno a la iglesia católica.
Los tacuates usan un atuendo vistoso, el de los hombres se caracteriza por dos largos lienzos que conforman el cuerpo de la camisola y que se pliegan hacia la cintura sujetados con una faja, formando una bolsa que recuerda a la del tlacuache; las mujeres usan huipil; ambos trajes son bordados en algodón con representaciones de pájaros, flores, jaguares, conejos, perros, alacranes y figuras geométricas. Normalmente andan descalzos.
Triquis. (Oaxaca).
La denominación triqui o trique es una deformación del vocablo driqui, de la lengua triqui, compuesto por dri, derivado de dre: padre, y qui: grande o superior, es decir «señor supremo», término con el que los indígenas designaban a sus superiores y que los españoles generalizaron para denominar al grupo. Los triquis de Copala se llaman a sí mismos tinujei que significa «hermano mío».
El idioma triqui llamado también trique, drique, driqui, nanj n’n, tinujei, sii man, chuman’a, o nanjni’i, pertenece a la familia mixteca del tronco otomangue y consta de cinco tonos: agudo, alto, medio, que expresa la tesitura natural del hablante, bajo y el tono grave.
Los triquis cultivan maíz, frijol de enredadera, calabaza y otros productos. En la región de Copala se introdujo a fines del siglo pasado el cultivo de café, que junto con la caña de azúcar y el plátano se destinaron al comercio. En el trabajo agrícola se utilizan herramientas como el arado de reja de madera o metal para labrar la tierra, la coa con punta de hierro, el machete, el hacha y el cuchillo.
Nua’ nugua’ aj, «milpa de compañía», es una tradicional forma de solidaridad comunitaria de cultivo de maíz, frijol de enredadera y calabaza. Consiste en que veinte o treinta jefes de familia siembran mancomunadamente en sus parcelas, y la ganancia de la venta de las cosechas se reparte equitativamente entre el grupo. Esta organización para el trabajo aporta beneficios sociales, ya que mantiene y fortalece la cohesión del grupo.
Los materiales más usados para la vivienda son troncos o tejamanil para los muros; paja, tejamanil o tallo de plátano (penca) para los techos. La única ventilación que tiene es la puerta, hecha también de madera; el techo es de dos aguas y las hendiduras de la paredes son recubiertas con barro, cal y estiércol. En la zona triqui son muy pocas las viviendas que están hechas de ladrillo o de mampostería.
El traje tradicional de la mujer sólo es usado en los días festivos y cotidianamente por las ancianas, consta de un huipil de algodón holgado y largo de franjas horizontales y adornado con dos franjas anchas y verticales con motivos de zigzag, amarillo o morado. Debajo llevan un enredo de manta color azul marino.
La indumentaria peculiar de los hombres consta de calzón, camisa, ceñidor y sombrero de palma. El calzón es de manta y se enrolla a la altura de la rodilla. La camisa es de colores brillantes y bordada, con adornos en el cuello y en los puños.
En la cintura llevan el ceñidor de colores, con los extremos colgando por delante.
Las mujeres triquis son buenas artesanas en la confección de ropa en general. Tejen en telar de cintura y en telar horizontal de cuatro estacas, también llamado malacate.
Confeccionan camisas, huipiles y fajas, tejen sombreros de palma y cestos, que destinan al uso personal. No utilizan hilo elaborado en casa, como antaño, pues ahora usan estambres y fibras sintéticas. Los huipiles son destinados a la venta en las ciudades cercanas y en las de Oaxaca, Puebla y México.
Zapotecos. (Oaxaca).
Los zapotecos se llaman a sí mismos binnizá (binni, gente; zá, nube: gente que proviene de las nubes), bene xon, o ben’zaa, dependiendo de la región en que habiten.
Fueron los mexicas quienes los denominaron zapotecatl, término que se deformó con la presencia española en su territorio y derivó en zapotecos.
Existen varias lenguas zapotecas que pertenecen a la familia chatina-zapoteca del tronco otomangue: zapoteco de la sierra norte o serrano norteño, también conocido como zapoteco de Ixtlán, de la Sierra de Juárez, de Villalta, Nexitzu, zapoteco Vijano o Vijano; zapoteco del Rincón, yalalteco o Be’n gulall; zapoteco de los Valles, zapoteco Vallista o diidzaj; zapoteco del Istmo, llamado también zapoteco Istmeño, zapoteco Tehuano, Tehuano, Juchiteco, didxaza o tichazaa; zapoteco sureño o diatu, dialu o diatse’e, Solteco y zapoteco de Cuixtla.
Los pueblos están en su mayoría divididos en barrios. El patrón de asentamiento en la zona serrana es disperso, generalmente es en la parte media o alta de los cerros donde se asientan los pueblos, con excepción de los poblados grandes, cuya calle principal está relativamente pavimentada, la mayor parte de los pueblos presenta calles en las que prevalecen la piedra y la tierra apisonada.
La casa más tradicional se construía de palma y adobe con piso de tierra. En las rancherías y viviendas propiamente rurales, se sigue construyendo con palma. En los pueblos y cabeceras municipales, las casas se construyen actualmente con paredes de tabique, pisos de cemento y techos de concreto.
La tenencia de la tierra es generalmente comunal. Cada unidad familiar posee pequeñas parcelas de temporal, algunas de ellas muy erosionadas. El hombre siembra maíz intercalado con frijol, calabaza, chile y café. Para complementar sus ingresos los campesinos zapotecas crían aves de corral o realizan otras actividades como la artesanal.
En la sierra norte las prendas tradicionales que aún se siguen usando son, para la mujer, rebozos de algodón y en menor medida de seda, así como blusas de algodón bordadas; entre los hombres, algunos calzan huaraches de cuero y usan sombreros de palma, que son desplazados cada vez más por los tenis y cachuchas. La presencia del pantalón de manta es ya muy rara, predominando las telas industriales. Destacan algunas comunidades por la belleza del vestido femenino: en yalalag, distrito de villa alta, está compuesto por una blusa larga y un enredo, un vistoso tocado, cintas colgadas en el pecho, rebozo y huaraches.
En otras comunidades se usa un huipil o rache xagá y una falda de manta o rache zudé, de color blanco sostenido con un ceñidor morado o rojo. En la cabeza llevan un rebozo blanco o bé cuxó. En el rincón las prendas son un enredo oscuro y un huipil floreado. En el istmo, las mujeres llevan blusas bellamente bordadas con colores vivos y faldas largas circulares.
En la mayoría de los poblados zapotecas cumplir con un nombramiento religioso o político es parte de las obligaciones de los miembros de la comunidad. Desde temprana edad los varones inician el desempeño de cargos religiosos o políticos: en la iglesia como topilillos, en el municipio como topiles. La vinculación entre las estructuras políticas y religiosas, permite a los individuos ejercer toda una serie de cargos que los pueden conducir ya sea a la presidencia de la iglesia o a la alcaldía municipal. Esto involucra a los ciudadanos en la organización de variadas actividades, de las cuales la más importante es la mayordomía del santo patrón.
En la actualidad algunos zapotecas se han convertido a las sectas evangélicas provenientes de misioneros norteamericanos, así existen testigos de Jehová, congregacionales, adventistas del séptimo día, sabatistas, mormones y presbiterianos, entre otros.
Zoques. (Chiapas - Oaxaca).
Los zoques, tzoque, soque o zoc se llaman a sí mismos o’de püt que significa «gente de idioma», «palabra de hombre» o, en otros términos, «verdadero, auténtico».
Los zoques son campesinos minifundistas, productores de granos básicos, café, ganado y algunos productos artesanales como alfarería y cestería. Constituyen también la principal fuerza de trabajo para ganaderos y finqueros mestizos, así como para algunas actividades del mercado laboral en ciudades regionales como Villahermosa, Cancún, Coatzacoalcos y Tuxtla Gutiérrez.
La vivienda tradicional con techo de zacate, paredes de bajareque y piso de tierra, actualmente sólo se encuentra en las rancherías más alejadas, ya que ha sido sustituida por construcciones de lámina, cemento, tabique y piedra. Las casas cuentan con un patio o solar donde se cultiva gran variedad de frutales: mangos, limones, naranjas, anonas, plátanos, flores y plantas de uso medicinal y culinario.
Generalmente la vivienda es de forma rectangular con una sola habitación, con un anexo más pequeño que se usa como cocina.
En la actualidad se ha perdido el uso del traje tradicional entre los hombres y mujeres zoques. Sólo es posible encontrarlo en algunas mujeres ancianas; consiste en un huipil blanco confeccionado a mano con tela de algodón y adornado con brocados, cuyos motivos representan flores, pájaros y otros animales.
La población viste normalmente prendas de fibras artificiales y guardan la indumentaria tradicional para los días de fiesta.
En las localidades de Tapalapa y Ocuilapa se elabora alfarería; en Ocotepec se hacen las wacas (canastas de bejuco para lavar los granos de café y cacao), que tienen larga tradición y se comercializan a través de la casa de las artesanías de chiapas.
En las comunidades chiapanecas existen tres grupos religiosos: los católicos, los adventistas o protestantes y los que se reconocen como «costumbreros».
Existe un rechazo y una falta de reconocimiento de unos a otros, lo que propicia conflictos por la lucha de poder.
Otomíes. (Puebla - Hidalgo - Michoacán).
Los otomíes del Valle del Mezquital, Hidalgo, se llaman a sí mismos hñä hñü, de hñä, hablar y hñü, nariz, es decir, los que hablan la lengua nasal, aunque los otomíes de la sierra oriental se refieren a sí mismos como n’hyühü.
Las lenguas otomíes, también conocidas como hia hiu, hña’no, ñah ñu, ñuhu, ñ’ah ñu, jia jiu o ra yuhu, se derivan del tronco otomangue, familia otopame. En el censo general de población y vivienda (2000) se registraron 291 722 hablantes de otomí a nivel nacional, concentrados principalmente en los estados de Hidalgo, México, Quéretaro, Distrito  Federal, Michoacán, Veracruz y Puebla.
Son un pueblo agrícola cuya base nutricional es el maíz y el pulque, bebida fermentada que obtienen de la planta de maguey. En algunos lugares además de la milpa, producen ciertos cultivos comerciales como el trigo, la cebada, el cacahuate, el café, el jitomate y el garbanzo.
La indumentaria masculina se asemeja a la de los campesinos de la región. En el caso de las mujeres, son las ancianas quienes suelen usar la blusa tradicional de manta con bordados de colores en cuello y mangas. Encima de ésta llevan un quexquémitl o en su defecto, un rebozo.



Popolocas. (Puebla).
El gentilicio popoloca era utilizado por los aztecas para referirse a los pueblos que hablan lenguas ajenas al tronco nahua. Este término se aplicaba a los extraños y extranjeros, y se utilizaba en un sentido peyorativo de bárbaro, tartamudo y poco inteligente.
El popoloca es una lengua tonal que forma parte del tronco otomangue, familia popoloca. Una misma palabra puede tener diversos significados, según el tono con el cual se pronuncia.
Algunos lingüistas mencionan la existencia de cuatro tonos, y otros, la de tres. Por todo lo anterior su escritura y su aprendizaje resultan sumamente difíciles. Existen tres variantes de esta lengua, muy diferentes entre sí, lo que dificulta el entendimiento entre los popolocas de las tres zonas en las que éstos se ubican.
El sistema predominante de tenencia de la tierra es la propiedad privada, aunque también existe la comunal y la ejidal. La actividad económica fundamental es la agricultura. El maíz es el principal cultivo, sin embargo, debido a lo reducido de la parcela y a la mala calidad de los suelos, la producción es insuficiente, lo que obliga a la población indígena a comprar una parte del que consume a los comerciantes de los pueblos vecinos.
Tepehuas. (Veracruz - Hidalgo - Puebla).
La lengua tepehua, junto con el totonaco forman la familia totonaca-tepehua. La palabra tepehua es de origen náhuatl, su significado literal es «cerro-dueño».
No obstante, el grupo se llama a sí mismo kitndnkanma-kalkaman «nosotros somos de idioma tepehua» o bien hamaispini, «dueños del cerro». El primer gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más frecuencia en Chintipan, comunidad del municipio de Tlachichilco.
Los tepehuas practican la agricultura de roza, tumba y quema; debido a la falta de tierras, casi ya no practican la rotación de suelos. Los cultivos más importantes para el sustento son maíz, frijol, haba y quelites; la caña de azúcar y el café se cultivan para la venta.
Las casas son amplias y con techos de cuatro aguas. Lo habitual es construir varios recintos con distinta función cada uno. Por ejemplo, una familia puede disponer de cuatro inmuebles: en uno se encuentra la cocina y el lugar que sirve para comer y dormir, otro está destinado a hacer el pan, el tercero a guardar el maíz y otro más para guardar la ropa.
Alrededor de las casas se encuentra el chiquero y el corral.
Los tepehuas presentan una notable afinidad cultural con los nahuas, totonacos y otomíes que habitan en la región, pues se desenvuelven en el mismo ambiente y las evidencias parecen indicar que tal ha sido la situación desde tiempos prehispánicos. A pesar de que cada pueblo conserva su propio idioma, se mantiene con mucha pureza una tradición común, sobre todo en lo que se refiere a la indumentaria, las danzas y la fabricación y uso de papel amate. Incluso, en los mercados locales es común que se reúnan indígenas pertenecientes a diferentes grupos, como en el caso del mercado de Xicotepec de Juárez, Puebla, donde comercian totonacos, tepehuas y nahuas.
Totonacas. (Veracruz - Puebla).
El vocablo totonaca se compone de los términos tu’tu o a’ktu’tu, que se refiere al número tres y nacu’ que significa «corazón».
Los totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo, los tres centros o tres corazones de su cultura.
El idioma totonaca y el tepehua pertenecen a la familia totonaca-tepehua. La lengua totonaca también es conocida
Los totonacas son agricultores. Producen maíz, frijol y calabaza para el autoconsumo, y café para la venta. En la planicie también siembran vainilla, caña de azúcar, tabaco, algodón y cacao, cultivos comerciales que les proporcionan ingresos monetarios.
Los totonacas fabrican productos artesanales para uso familiar o ceremonial como cestos, vasijas, juguetes, incensarios de barro, máscaras de madera y ornamentos de palma. Las mujeres utilizan el telar de cintura para confeccionar prendas de su vestimenta tradicional y algunos otros productos comerciales como servilletas, manteles y toallas.
La indumentaria femenina se compone de camisa bordada en punto de cruz y punto pasado, enredo, faja y quexquémitl.
La vestimenta masculina se compone de camisa con cuello cuadrado y bata ancha, calzón, faja, pañuelo y morral. En los pueblos de la sierra se usan los huaraches; los papantecos usan botines y un pañuelo de algodón enrollado al cuello o en la bolsa de la camisa.
Con la apertura de carreteras en la zona en la década de los 50, los totonacos se desplazaron a las ciudades cercanas en busca de trabajo asalariado.
Pames. (Querétaro - San Luis Potosí).
Los pames se llaman a sí mismos xi’ui que significa «indígena», este término se utiliza para referirse a toda persona descendiente de no mestiza.
Algunos especialistas consideran que existen por lo menos dos lenguas pames: el pame del norte y el del sur. Estas forman parte del tronco lingüístico otomangue, familia otopame. El pame del norte también es conocido como xi yui, xi’ yui, xi’oi, xigue o xiuch, en tanto que, en Hidalgo, el pame del sur es llamado meco.
Cada individuo que forma una nueva familia construye su vivienda ayudado por sus familiares y amigos; la construcción de la vivienda es un asunto exclusivamente masculino. La casa habitación tradicional es un jacal de planta cuadrada o rectangular, a veces con uno o dos lados redondeados, las paredes son de una hilera de varilla de madera o dos hileras que contienen piedras, en ocasiones las paredes se enjarran con lodo. También son comunes las paredes de tablones o de adobes. Los techos por lo general son de «dos aguas» cubiertos de palma, aunque cada vez son más comunes los techos de lámina galvanizada.
En el aspecto de indumentaria, los xi’ui no se distinguen de la población mestiza, dado que siguen el patrón común de la población rural regional.
Con las fibras de la palma las mujeres hacen chiquihuites, petates y venteadores; también elaboran piezas de alfarería como son comales, cántaros y otros enseres de cocina.
Los hombres xi’ui elaboran canastos y colotes de carrizo, además de fabricar en madera una serie de implementos necesarios para las labores agrícolas y el menaje doméstico, de este mismo material también fabrican máscaras. La producción artesanal se dedica tanto al autoconsumo como al mercado.
Huastecos. (San Luis Potosí).
Los huastecos se llaman a sí mismos teenek, que deriva de la contracción te’inik de te’, “aquí”, e inik “hombre”, significa literalmente “los hombres de aquí"; su lengua, conocida también como tenek o teenek, deriva del tronco maya y es el único idioma de esta familia, separado geográficamente del territorio ocupado por los hablantes de otras lenguas mayenses.
Son un pueblo agricultor, que además del maíz y frijol produce algunos cultivos comerciales como la caña de azúcar, el café en pequeña escala, el ajonjolí, el arroz y el cacahuate y frutales como la naranja, el plátano, la piña y el mango.
Su economía se complementa con el trabajo asalariado de los jóvenes que migran temporalmente a los centros urbanos y a las regiones productoras de caña u hortalizas de La Huasteca.
Las comunidades huastecas cuentan con una jerarquía de cargos que constituyen el gobierno comunal y a cuya cabeza se encuentra un consejo de ancianos conocido como los "principales", quienes son consultados en los asuntos más importantes de orden colectivo.
Las mujeres huastecas mantienen su indumentaria tradicional que consiste en un enredo de tela negra de percal o sintética, amarrado a la cintura con una faja y una blusa de corte cerrado. Encima llevan el dhayem (o quexchémitl en náhuatl) con bordados de cruces simbolizando los puntos cardinales, árboles de la vida, animales y flores. El tocado o petob es un arreglo del cabello trenzado en círculo alrededor de la cabeza con estambres de colores. Aunque muchas jóvenes actualmente visten a la manera de las campesinas mestizas, usan su vestido tradicional en los días de fiesta.
A mediados de la década de los 70 la fuerte presión sobre la tierra en la región huasteca generó un gran movimiento social de solicitantes de tierra en donde ocuparon un lugar destacado las comunidades teenek. El movimiento logró la expropiación de grandes latifundios de la región.
Mayos. (Sinaloa - Sonora).
Según la tradición oral del grupo, la palabra mayo significa «la gente de la ribera». Los mayos se reconocen a sí mismos como yoremes, «el pueblo que respeta la tradición»; en contraposición, al hombre blanco le llaman yori, «el que no respeta».
La lengua hablada por los mayos, al igual que los yaquis, es el cahita, también conocida como mayo o yoreme. Esta lengua pertenece a la familia taracahita del tronco yuto-nahua y está emparentada con el tarahumara y guarijío. Algunos lingüistas piensan que el mayo en realidad es una lengua distinta a la yaqui y no sólo se trata de variantes de una misma lengua.
La lengua dominante en la región es el español. Los índices de monolingüismo en este grupo son reducidos, registrándose generalmente entre los ancianos y los niños pequeños.
La vivienda se construye con diversos materiales que proporciona el medio ambiente, las hay a base de carrizo, corazón de pitahaya o sahuaro enjarrado de adobe.
En algunas casas se utiliza techo con estructura de madera y carrizo con emplastes de tierra, de adobe enjarrado y encalado para evitar el salitre. Normalmente cada hogar cuenta con una enramada hecha de postes de mezquite y techada con carrizo, tule o palma de acuerdo con la región.
Los rasgos de vestimenta tradicional mayo son prácticamente inexistentes. Sólo las antiguas referencias los describen con algunas pieles y telas rudimentarias y posteriormente, en el periodo revolucionario, con vestimenta de manta en hombres y mujeres. Actualmente, es común entre hombres y mujeres el uso de telas como la mezclilla y zapatos de corte moderno. En la vida ceremonial se conservan algunos elementos, sobre todo en el vestuario de los danzantes de pascola y venado y en algunos objetos de carácter emblemático utilizados en las ceremonias rituales.
Dentro de su vida social juegan un papel muy importante los centros ceremoniales, en donde se congregan los integrantes de diversas comunidades aledañas para la organización de sus fiestas tradicionales.
Seris. (Sonora).
Los seris se llaman a sí mismos konkaak, que significa en su lengua «la gente», también son conocidos como konkauk, comcaac o salineros. El término seri, en cambio, proviene de la lengua yaqui que significa «hombres de la arena».
Hoy la mayoría de la población es bilingüe y en algunos casos trilingüe (seri, español e inglés). La población seri mantiene su lengua con gran vitalidad, no adoptan términos en español para designar los nuevos elementos culturales que se han agregado a su vida, sino que crean nuevos términos en seri.
La agricultura ha sido hasta ahora imposible y aun la ganadería se ha topado con dificultades. Así, la principal fuente de aprovechamiento siguen siendo los casi 100 kms. De litoral que poseen para su uso exclusivo, de donde obtienen almeja, mejillón, ostión, caracol, camarón, langosta, cazón, tiburón, atún, sierra, curvina, anchoveta, arenque de rabo, baqueta, lenguado, lisa, mero y caguama.
El trabajo artesanal consiste actualmente en el tallado en madera de palo fierro, con el que se producen figuras zoomorfas, el tejido de coritas (canastos) de diferentes tamaños y la elaboración de collares de caracoles, conchas, vértebras de víbora de cascabel y de pescado, semillas y últimamente también chaquira.
Su cosmovisión, sus ritos y otras manifestaciones culturales están fuertemente impregnadas de su antigua condición nómada, y se encuentran vinculadas con la naturaleza. Sus principales fiestas siguen siendo las de la pubertad, la llegada de la caguama de los siete filos, los ritos de muerte y los asociados con el inicio del año nuevo y el término de la elaboración de las coritas.
Para sus ceremonias emplean zumbadores de madera, sonajas de hojalata, percutores hechos con jícaras invertidas y sostenidas sobre agua y el omichihuatli que es un raspador o palo estriado que se raspa con otro para que suene sobre la vasija invertida. Los konkaak se han caracterizado por su resistencia a perder su identidad, su territorio y su autonomía.
Una de sus luchas más importantes es por la conservación de su territorio y lugares sagrados.
Pápagos. (Sonora).
Durante la época colonial se les llamó «pimas altos», pero a partir del siglo XIX se les denominó pápagos, término que significa «comedores de frijol» o «pimas frijoleros»; se les aplicó este nombre porque su siembra principal era el frijol.
Ellos se reconocen a sí mismos con el término tohono o’otham, que quiere decir «gente del desierto».
Según varios estudios lingüísticos, la lengua pápago, también conocida como pima alto, himeri o tono-ooh’tam se clasifica dentro de la familia pimana (también llamada tepimana) del tronco yuto-nahua. Tiene relación cercana con la lengua pima y la tepehuana.
En México son los adultos, generalmente los ancianos, quienes utilizan más el pápago en sus conversaciones. Entre los tohono o’otham de Estados Unidos hay un número elevado de bilingües que hablan inglés y el idioma vernáculo. Algunos o’otham de ambos países que viven cerca de la frontera hablan pápago, español e inglés.
Actualmente la ganadería es parte fundamental de la economía de los pápagos del lado norteamericano; un pequeño y selecto grupo de familias controla grandes manadas que se destinan a la venta; otras que son la mayoría, apenas cuentan con unas pocas cabezas que sólo venden en casos de extrema necesidad. Debido a la adversidad del clima, la escasez de agua, lo inhóspito del suelo y la invasión del ganado, muchos pápagos se han visto obligados a emigrar para emplearse en las zonas de agricultura tecnificada en el Estado de Sonora, o bien a Estados Unidos como jornaleros.
En México los pápagos viven en pequeñas rancherías. La vivienda tradicional es de planta cuadrangular, tiene muros de adobe, bajareque o piedras amalgamadas con barro; techos de paja o de carrizo y argamaza, que son planos con cierto declive; los pisos son de tierra apisonada. Algunas habitaciones tienen ventanas, en ellas hay cajones y roperos de madera, camas de madera o de metal o tapexcos (catres).
Más que por la ropa, los antiguos pápagos se distinguían por las elaboradas decoraciones de pintura facial que usaban como protección ante el inclemente sol del desierto y como un medio de simbolizar el estatus y las condiciones del individuo.
Actualmente en su mayoría los o’otham usan ropa elaborada industrialmente.
Las artesanías de los pápagos son figuras de madera tallada, piezas de alfarería y cestas. Su alfarería es rústica; la hechura de los recipientes incluye la recolección de la materia prima en los bancos de barro, el cual filtran y mezclan con arena muy fina y estiércol seco de vaca; cuecen las piezas en un horno con palos de choya y estiércol. Sus mejores y más finas piezas artesanales son las de cestería. Las «coritas», cestas y bandejas, de palmillo y torote (plantas del desierto que las mujeres colectan, preparan y tejen) alcanzan elevados precios en Estados Unidos. En los diseños y decorados de las coritas plasman símbolos de una estética relacionada con su pensamiento mítico. La cestería es un quehacer femenino que involucra a mujeres de las reservaciones de Arizona y es una importante fuente de ingresos. En cambio, en México la fabricación de coritas ha desaparecido prácticamente entre ellos.
Su religión gira en torno al culto del «hermano mayor», deidad que controla la naturaleza, aunque han aceptado algunos aspectos de la religión católica, con un santo patrono en cada pueblo y celebran algunas fiestas cristianas.
Yaquis. (Sonora).
Los yaquis se nombran a sí mismos yoremes, palabra que significa hombre o persona. El término yori es utilizado para designar al hombre blanco. Los yaquis hablan la lengua cahita, yaqui, o yoreme, la cual pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto-nahua.
La actividad fundamental de la economía yaqui es la agricultura de trigo y algodón con fines comerciales. Con la modernización de la explotación agrícola en la región, los yaquis se emplearon en un primer momento como jornaleros de propietarios privados o de instituciones crediticias oficiales. Desde 1935, año en que se formó la comisión de irrigación de el yaqui, que limpió el canal, han luchado porque sus tierras puedan recibir el agua de riego.
La ganadería ha pasado a ser una de las mejores posibilidades de la economía yaqui. Actualmente el ganado dispone de un área de pastizal de por lo menos 15 mil has., y existen una docena de sociedades ganaderas en la sierra.
Otras actividades remuneradas y complementarias son el corte de madera de mezquite y carrizo que son permitidas con el permiso de las autoridades tradicionales. Hay una mina de carbón, pero su explotación es mínima. En las costas yaquis se trabajan las grandes salinas.
Predomina el tipo de vivienda tradicional, que se compone de una o dos piezas que varían su función de acuerdo con la temporada del año. En verano los cuartos permanecen como bodegas y se duerme en catres bajo la enramada (cobertizo hecho de ramas); ahí se ubica la cocina que cuenta con un fogón, la mesa y estufa de gas; durante el invierno los cuartos se convierten en dormitorios.
El material predominante para su construcción es el carrizo y el mezquite enjarrado con barro tanto en muros como en techos, dejando uno de los muros sin enjarrar con el fin de lograr una ventilación adecuada. La estructura es de horcones de mezquite plantados en el suelo, y ramas verticales y horizontales de éste árbol sujetas con lazos. La mayoría de las casas yaquis tienen un patio adyacente para diferentes actividades como la cría de animales, preparación de carne seca, cultivo de frutales y hortalizas y el entretenimiento de los niños.
Para el varón, la indumentaria se compone de pantalón de corte vaquero y camisa a cuadros de colores vivos con paliacate al cuello. El sombrero es imprescindible.
El calzado común es el huarache de tres puntas con plantilla de cuero y correa trenzada, y entre los jóvenes o los de mayor capacidad económica, las botas vaqueras. Las mujeres y niñas llevan una falda plisada de algodón o satín de colores vivos con encaje blanco en el borde, blusa combinada y rebozo sobre los hombros o sobre el cabello trenzado.
Calzan sandalias o huaraches y usan aretes, collares y pulseras de oro, chaquira o fantasía.
Los danzantes elaboran las máscaras que utilizan en sus danzas, collares de conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates, canastas y coronas de carrizo; también se elaboran platos y tazas de barro que utilizan para las fiestas y después destruyen.
También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos.